Se trata de unos encuentros con una gran importancia para el trabajo conjunto de las 9 diócesis participantes (Valladolid, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Zamora, Ávila, Segovia, Palencia, Burgos y Osma-Soria). Todas ellas trabajan en comunión aquellos acentos e intereses comunes. «Al final, nuestras diócesis son muy parecidas en cuanto a su configuración geográfica, poblacional, con los mismos problemas a nivel eclesial. Si somos tan parecidos, es bueno que pongamos sobre la mesa los retos, las dificultades, las esperanzas, porque nos podemos enriquecer todos», explica Gabriel Ángel Rodríguez, vicario general de la diócesis de Osma-Soria, y coordinador de Iglesia en Castilla.
En esta ocasión, el tema a tratar nos lleva a hacer un análisis de la situación no sólo eclesial, sino también sociodemográfica de Castilla y León, con el fin de poder organizar mejor la atención pastoral en nuestras diócesis. La conversión pastoral y misionera: una llamada a la renovación del estilo pastoral y de las estructuras evangelizadoras es el lema que recoge los trabajos de estos dos días, que buscan promover una renovación articulada en dos grandes ámbitos: por una parte, las parroquias, unidades parroquiales y arciprestazgos; y por otra, la espiritualidad y estilo de los agentes de pastoral (obispos, presbíteros, laicos y vida consagrada), que precisamos para esta renovación, como destaca el coordinador de Iglesia en Castilla: «Llevamos ya bastantes años con un gran cambio sociológico, a nivel de valores, de percepción de la realidad. Y la Iglesia no puede quedarse rezagada. Su labor ha sido siempre la de adaptar sus modos de llegar a la gente en consonancia con la realidad de esa gente: presentar el mensaje de siempre de una forma diferente, nueva, diversa, para ser mejor entendida».
«El Papa también nos lo ha dicho muchas veces, hablando de este cambio de época. Los agentes de Pastoral estamos llamados a cambiar el estilo, el cómo nos acercamos. Hay estructuras evangelizadoras que quizá haya que darles una vuelta», afirma Gabriel Ángel. Y es que, si hace algunos años, la fe llegaba a las personas de una forma natural, «casi por ósmosis», a través de la familia, la parroquia y la escuela, «ahora mismo, estas mediaciones no cumplen con esta función como transmisoras de la fe. Por tanto hay que ver cómo estas vías pueden ser más eficaces. Y cómo las estructuras más tradicionales (parroquias pueden seguir siendo mejores canales. Y evidentemente hay que hacer cambios».
Cambios necesarios en las estructuras eclesiales para poder ofrecer una mejor atención pastoral a las comunidades cristianas de nuestra tierra, con sus características demográficas y sociales asimismo cambiantes: una sociedad envejecida y dispersa en multitud de pequeñas localidades de entornos casi despoblados, con sacerdotes que se hacen cargo de un número demasiado grande de parroquias.
Pero, principalmente, una sociedad altamente secularizada, «uno de los grandes desafíos que tenemos. La Iglesia tiene que ver el medio con el que puede llegar a esa sociedad cada vez más secularizada. Predicar el Evangelio en sociedades con mucha raíz cristiana, como ha sido la tónica en los últimos años, es más fácil. Pero ahora nos encontramos perdidos ante esta nueva realidad, de cómo anunciar el Evangelio en este tipo de sociedad. Por eso, lo primero que tenemos que hacer es pararnos y reflexionar. Y es lo que vamos a hacer en este encuentro en Ávila: conocer cómo estamos a nivel sociológico, económico, estadístico. Y cómo esta realidad que tenemos influye en la tarea cotidiana de las diócesis, de las parroquias, de la acción pastoral».
De esta manera, estas dos sesiones de trabajo de la próxima semana en Ávila estarán centradas en reconocer la situación actual de nuestros ámbitos eclesiales y cómo nos afecta el entorno social. Asimismo, se compartirán los ensayos pastorales que se están realizando en las distintas diócesis.
Es importante que todo este proceso valore e impulse la reflexión y pasos que se están dando en las diferentes diócesis, e ilumine y aliente los siguientes que puedan ponerse en marcha en la siempre necesaria conversión pastoral que lo es de las personas (espiritualidad), de los ambientes y formas de trabajar (pedagogía) y de las estructuras de trabajo pastoral.