Las tradiciones y las manifestaciones de la piedad popular en los cientos de pueblos diseminados por la archidiócesis permanecen. En el arciprestazgo de Merindades, los principales actos de la Semana Santa se concentran en Espinosa de los Monteros, Villarcayo y Medina de Pomar, tres unidades pastorales en las que un gran número de fieles dan vida a las procesiones y oficios desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección.
Espinosa de los Monteros dio comienzo a su Semana Santa con la bendición de los Ramos y procesión desde la iglesia de Ntra. Sra. de Berrueza hasta la iglesia parroquial de Santa Cecilia, donde se celebró la Santa Misa. El Jueves Santo los niños y niñas de comunión fueron los protagonistas del lavatorio de pies. A partir de ese día la lluvia impidió que las procesiones pudieran salir por las calles de la villa espinosiega y tuvieron que hacerse en el interior de la iglesia. Así fue con la procesión del Jueves Santo y la del Santo Entierro del Viernes Santo. El Domingo de Resurrección, la celebración se quedó en la iglesia donde tuvo lugar la procesión del Encuentro y la Solemne Misa acompañada por el Grupo de Danzas El Cuévano.
La Semana Santa villarcayesa, a pesar de las inclemencias del tiempo, sí que pudo procesionar en la tarde del Viernes Santo. Los cofrades de la Santa Vera Cruz y la Virgen Dolorosa, las niñas sibilas portando los instrumentos de la Pasión, La Verónica, San Juan y las Marías, penitentes, plañideras y la banda municipal acompañaron a los cinco pasos que procesionaron. En la mañana también el Vía Crucis sacó a los parroquianos a la calle para acompañar al Ecce Homo, paso de la Aldea, y a Jesús con la Cruz a cuestas.
El Domingo de Ramos se hizo lo propio del día procesionando y aclamando a Jesús en la entrada de Jerusalén. Los confirmandos y confirmados portaron el paso de la borriquilla. El Jueves Santo el lavatorio de los pies y la Eucaristía sirvieron para enfatizar el amor fraterno y permanente de Dios en Jesús que se celebró solemnemente en la Vigilia Pascual. El Domingo de Pascua de Resurrección tras la procesión de Jesús Resucitado al Encuentro con su Madre, tuvo la Misa Solemne de la Pascua. Comienzan 50 días para disfrutar de la Vida, no conformarnos con mediocridades y experimentar el gozo que brota, como en María, del encuentro con Jesús.
En Medina de Pomar las citas religiosas comenzaron con la procesión de la borriquilla del Domingo de Ramos, una procesión a la que acompaña tradicionalmente la Banda Municipal de Música y las autoridades de la ciudad partiendo desde el Monasterio de Santa Clara, donde se bendicen los Ramos, para procesionar hasta la iglesia de Santa Cruz. El Jueves Santo la iglesia de Santa Cruz acogió la celebración de la Última Cena del Señor con el lavatorio de pies y la posterior reserva eucarística en el Monumento ante el que se celebraron una Hora Santa, una Hora Santa Joven y la Adoración nocturna pública.
El Viernes Santo comenzó con la procesión y rezo del Vía Crucis al que siguió un concierto sacro muy especial ofrecido por el coro Voces Nostrae de Medina de Pomar que interpretó la obra We remember Calvary de Joel Raney, una obra contemporánea que recuerda a través de sus piezas el Calvario de Jesús. Por la tarde, los Santo Oficios de la Pasión y Muerte del Señor precedieron a la multitudinaria Procesión del Santo Entierro. La lluvia respetó y a las 19:30h de la tarde del viernes dio comienzo esta Procesión en la que sibilas, romanos junto a Jesús con la cruz, Vírgenes, plañideras, banda municipal de música y las 8 cofradías de la ciudad salieron con sus pasos por las calles de la ciudad al tiempo que caía la noche para finalizar en la Plaza Mayor con el canto de la Salve. El sábado por la noche fue el momento de celebrar que la luz vence a la oscuridad y la vida vence a la muerte en la Vigilia Pascual, una celebración que estuvo cantada por los dos coros parroquiales. El Domingo, la iglesia parroquial de Santa Cruz acogió la Eucaristía Solemne de la Resurrección cantada por el coro Voces Nostrae.