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En 1074, el obispo D. Simón, con permiso del rey Alfonso VI, decide trasladar la ubicación de su sede episcopal desde Oca hasta Gamonal. La sitúa en lo que hoy es la iglesia parroquial de Ntra. Sra. la Real y Antigua de la entonces villa medieval de Gamonal. Un templo románico que, finalmente, acogería la cátedra del obispo sólo durante un año. Gamonal fue la última de las paradas de una sede episcopal que, con la invasión musulmana, fue dando tumbos por la provincia, en localidades como Amaya, Valpuesta o Sasamón.

Sería un año después, en 1075, cuando se trasladaría, por petición de Alfonso VI, a su última ubicación: Burgos. Allí contaba el Rey con un palacio que donó al obispo para que construyera la primitiva catedral románica sobre la que se cimenta la actual joya del gótico que es la Catedral actual. Pero eso se celebrará el próximo año.

Aquel penúltimo traslado entre Oca y Gamonal es lo que ha celebrado este lunes, 8 de julio, la parroquia de la Real y Antigua. Su párroco, Jesús Castilla, ha organizado una serie de actividades para conmemorar la efeméride. El día comenzaba pronto, a las 8:00h, con un volteo de campanas desde la majestuosa torre del templo. Ya por la tarde, se ha celebrado una procesión con la imagen de la Virgen de las Candelas, la titular del templo y patrona del barrio. Tras ella, el arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, ha presidido una solemne misa.

En su homilía, el arzobispo ha recordado que estos cambios son, nada más y nada menos que reflejo de la dimensión apostólica de la Iglesia: «Cree en una santa en la Iglesia que es una, la unidad de la Iglesia que es santa, porque es la esposa de Cristo, católica, significa universal, capaz de estar en todas las culturas y en todas las lenguas, y apostólica, que está cimentada sobre el fundamento de los apóstoles. Y hay escritos que atestiguan que en el siglo VI, en esta zona de Castilla, ya había obispos».

La antigua iglesia románica, de la que solamente se conserva un pequeño capitel, fue el germen del actual templo, levantado en el siglo XIV. Un edificio sencillo para tratarse de una catedral, pero que Mons. Iceta ha recordado que fue epicentro de la posterior evangelización: «Hoy damos gracias a Dios con un lugar sencillo, una iglesia hermosa, coqueta, pequeñita, sobria, pero cómo de esta iglesia, esta iglesia pequeña, el árbol de vida de la Iglesia se ha extendido y multiplicado infinitamente, no sólo en Castilla y en España, sino más allá de nuestras fronteras».

Para concluir, el arzobispo ha destacado que este mirar atrás que supone la celebración de este 950 aniversario tiene que ser un motivo para seguir mirando hacia delante, al futuro: «Que no perdamos ese impulso evangelizador, que sigamos siendo sembradores de vida y sembradores de esperanza».

La misa ha terminado con el canto a la Virgen de las Candelas, antes de que los participantes en la misa degustaran un pincho de morcilla y un vino español como colofón de la celebración.