Este curso pastoral, la campaña diocesana está dedicada a la Economía del Bien Común. La campaña ha dado comienzo este jueves con la primera de sus actividades, el Curso de Doctrina Social de la Iglesia, dentro de la Cátedra Francisco de Vitoria de la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos, en el que colaboran la propia Facultad de Teología, la Vicaría de Pastoral, Cáritas Diocesana de Burgos, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), el Departamento de Formación Sociopolítica de la archidiócesis y Promoción Solidaria, y cuenta con el apoyo de la Fundación Círculo. La conferencia inaugural ha corrido a cargo del doctor Enrique Lluch Frechina, profesor de Economía en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, donde dirige el Departamento de Economía y Empresa y es director del Máster Universitario MBA.
Tras la introducción del profesor Fernando Susaeta, representando a la Facultad, y la presentación del ponente por parte de María Gutiérrez Pulgar, codirectora del Curso de Doctrina Social de la Iglesia y coordinadora de Acción Social de Cáritas Diocesana de Burgos, ha comenzado la conferencia. El profesor Lluch ha abordado la transformación antropológica que marca el espíritu de la época y la sociedad en la que nos ha tocado vivir, en la que el deseo ha pasado a ocupar el centro de nuestras vidas. Un cambio de paradigma que no es menor y que tiene profundas implicaciones tanto en nuestra forma de vivir como en la manera en la que concebimos el progreso y el éxito.
De ser a tener: la deshumanización del individuo
Tradicionalmente, la identidad de una persona se construía en torno a su esencia, a lo que era y a lo que hacía por los demás. En su conferencia, el profesor Lluch señala que antiguamente uno era «rubio, moreno, calvo, casado, panadero o sacristán», es decir, lo que definía a una persona estaba basado en sus características físicas, familiares o en su oficio. «Somos lo que hacemos, no lo que compramos», afirma, subrayando una verdad olvidada en nuestra cultura contemporánea.
Este cambio hacia una sociedad donde «eres lo que compras» ha generado una crisis de identidad y un profundo sentimiento de insatisfacción en quienes lo adoptan. Las personas se ven empujadas a adquirir bienes y servicios para llenar vacíos que, en realidad, no son materiales, y a menudo se quedan atrapadas en un ciclo sin fin de consumismo que nunca les aporta verdadera plenitud.
Deseos ilimitados, recursos limitados: la competencia perpetua
Uno de los puntos más reveladores de la conferencia es la relación entre el deseo ilimitado y la escasez de recursos. El economista advierte que, cuando los deseos no tienen límites, los recursos, que son finitos, comienzan a parecer escasos. Esto lleva a una competencia feroz entre individuos para acumular más y más, bajo la falsa creencia de que cuanto más posean, más satisfechos estarán.
Esta lógica crea una paradoja: aunque los recursos sean limitados, el deseo de poseer nunca lo es. «No podemos cubrir deseos ilimitados con recursos limitados», afirma Lluch. Esta contradicción no solo afecta el bienestar individual, sino también el colectivo, porque al competir por los recursos, las personas comienzan a vivir como pobres, aun cuando no lo son.
La sociedad del ‘yo’: autorreferencia y economicismo
Una de las consecuencias más devastadoras del consumismo es la autorreferencia, una característica de lo que Lluch denomina el «espíritu del economicismo». Este término describe la tendencia de la sociedad actual a centrarse exclusivamente en los propios deseos, objetivos y metas. En lugar de pensar en lo que podemos ofrecer a los demás, nos enfocamos en cumplir con nuestras aspiraciones personales, lo que nos lleva a una visión egocéntrica y solitaria de la vida.
«Estamos en una sociedad de personas enmimismadas», apunta el profesor. Esta visión economicista del ser humano nos empuja a creer que la clave de la vida está en acumular más y más bienes, lo que resulta en una obsesión con el dinero y lo material. Incluso aquellos que tienen lo suficiente para vivir, y mucho más, siguen enfocados únicamente en lo económico, viviendo como si fueran pobres porque no logran satisfacer todos sus deseos.
¿Progreso económico o bien común?
Enrique Lluch también subraya la necesidad de repensar nuestra concepción del progreso. La economía actual se basa en el concepto de «bien agregado», es decir, la suma de las riquezas individuales que cada uno de nosotros posee. Esta visión de la economía promueve la idea de que, si todos aumentamos nuestros bienes, la sociedad en su conjunto progresa.
Sin embargo, este modelo no toma en cuenta las limitaciones del medioambiente ni la distribución justa de los recursos. La búsqueda del crecimiento económico ilimitado —que se mide a través del Producto Interior Bruto (PIB)— no es sostenible y, según el economista, tampoco es sinónimo de bienestar. El verdadero progreso, asegura, debería enfocarse en el «bien común», es decir, en cómo la economía puede servir a la humanidad, en lugar de servirse a sí misma.
Un cambio de paradigma necesario
El mensaje final de la conferencia es una llamada urgente a repensar nuestras prioridades. «El dinero no es el centro de la vida, sino un soporte para ella», concluye Enrique. La clave está en reorientar nuestros esfuerzos, no en acumular más bienes, sino en construir una sociedad basada en la colaboración, el compartir y la solidaridad. Una economía que sirva al bien común, no a la competencia individual.
Habrá dos sesiones más en abierto
El Curso de Doctrina Social de la Iglesia está compuesto por doce sesiones. Dos de ellas, además de la inaugural, serán lecciones magistrales impartidas en abierto. La segunda se celebrará el próximo 14 de noviembre en el mismo lugar y horario, y será a cargo del profesor de Economía y licenciado en Teología Pedro José Gómez Serrano, cuya ponencia se titula ¿Cómo la Doctrina Social de la Iglesia puede iluminar la economía actual?. La tercera y última será el día 21 de noviembre y se centrará en La economía de Francisco, con Marta Pedrajas y Yoselin Rodrigues, miembros del equipo coordinador de este movimiento en España. Ambas serán de acceso libre sin inscripción previa, hasta completar el aforo, retransmitidas además en directo por el canal de YouTube de la Facultad de Teología.