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Alrededor de 70 personas de la zona rural del arciprestazgo de Miranda se han reunido este sábado para celebrar la fiesta de la Sementera, con el lema ‘Todos somos instrumentos de esperanza’. En torno al altar de Valpuesta, se han juntado vecinos de muchos pueblos de la comarca, desde Pancorbo hasta Santa Gadea del Cid, pasando por Ameyugo, Ircio, Ayuelas, San Zadornil, Arroyo de San Zadornil o San Millán de San Zadornil, entre otros. Juntos, han dado gracias a Dios por las cosechas de este año y han pedido por un nuevo año de buena siembra al Señor y a Santa María la Mayor de Valpuesta.

Siguiendo el programa diocesano, en la celebración se ha querido dar importancia al acompañamiento, una de las prioridades pastorales del curso, de ahí el lema empleado este año. También en el acompañamiento estaba basado el gesto de este año, que giraba en torno a las herramientas. Cada pueblo ha llevado una herramienta típica, como símbolo de la necesidad de acompañarnos y de trabajar juntos. Allí se juntaron una azada, una hoz, una criba, una fanega, un martillo y un gancho para cosechar remolacha, entre otros.

«Al igual que las herramientas, no tenemos todos los dones, pero tenemos dones que aportar, y eso nos hace necesarios a todos, del mismo modo en que el agricultor hace uso de diferentes herramientas para cultivar la tierra y sacar de ella el mayor fruto posible. Todos somos necesarios, con nuestras debilidades y cualidades, nadie sobra, sólo trabajando juntos podemos sembrar esperanza en medio de nuestras vidas y ser luz para los demás», explica Pablo Rodríguez Sancho, párroco de Valpuesta, San Zadornil, Arroyo de San Zadornil, San Millán de San Zadornil y Villafría San Zadornil. Durante la eucaristía, se ha hecho un llamamiento a no olvidar que en los pueblos es necesario crear momentos de encuentro y de compartir como éste. «Estos momentos nos recuerdan que no estamos solos», añade el párroco.

Después de la misa, que ha estado animada por un coro, el claustro de la colegiata de Valpuesta ha sido el escenario de un aperitivo en el que, entre embutidos, tortillas, empanadas, vinos con gaseosa y otras muchas cosas más, ha habido momento de compartir un rato agradable. «Damos gracias a Dios por este día y pedimos que nos permita seguir buscando momentos para compartir. Fiestas como ésta de la Sementera nos recuerdan lo importante que es la Iglesia cuando se trata de acompañar a las personas. Especialmente las de nuestros pueblos», concluye Pablo Rodríguez Sancho.