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Palencia ha sido el escenario del primero de los tres encuentros que el arzobispo tiene previsto mantener a lo largo del curso con los sacerdotes de más reciente ordenación de la archidiócesis y que están coordinador desde la Vicaría para el Clero. Con ellos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa ha compartido una jornada fraterna de formación, que ha arrancado en el Monasterio de San Isidro de Dueñas, conocido popularmente como ‘La Trapa’ y donde se encuentran sepultados los restos del hermano san Rafael Arnáiz, uno de los últimos santos burgaleses. Precisamente, en la capilla del santo, Mons. Iceta ha presidido una celebración eucarística concelebrada por el vicario para el Clero, Miguel Ángel Díez Villalmanzo, así como por los sacerdotes de reciente ordenación.

 

Tras participar en la celebración, el hermano Joaquín les ha ofrecido una charla sobre la espiritualidad de san Rafael Arnáiz. En ella, se ha destacado especialmente «su pacífica sonrisa» y la forma que tenía de «cultivar el deseo de Dios». De hecho, el arzobispo ha intervenido también para asegurar que, «junto a san Agustín, san Rafael Arnáiz es un maestro en cultivar el deseo de Dios». Tras conocer más de cerca la figura de este santo burgalés, Mons. Iceta ha dirigido una charla formativa a los sacerdotes jóvenes para orientarlos sobre la última encíclica del papa Francisco, Dilexit nos. Antes de dejar ‘La Trapa’, los sacerdotes han tenido ocasión de adquirir sus afamados chocolates.

 

Ya en Palencia y, tras la comida, el arzobispo y los sacerdotes han mantenido un encuentro en la Catedral con el obispo de Palencia, Mons. Mikel Garciandía Goñi. Tras el saludo al obispo y al deán de la Catedral, Dionisio Antolín Castrillo, el encargado de mostrarles los secretos de la seo palentina ha sido el delegado diocesano de Patrimonio, José Luis Calvo Calleja, que les ha enseñado la cripta, las diferentes capillas de las que está compuesto el templo, así como el Museo de la Catedral.

 

Con ese rato de compartir experiencias y opiniones ha concluido este encuentro de sacerdotes jóvenes, momento en el que cada uno ha partido a su lugar de origen.