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Treinta y dos lienzos de la escuela valenciana de finales del XIX y principios del XX cuelgan ya de los remozados muros de la Sala Beato Valentín Palencia de la Catedral. Entre ellos, nombres como el de José Benlliure, Ignacio Pinazo o Ignacio Fillol, aunque el hilo conductor de la exposición es el artista valenciano Joaquín Sorolla, miembro destacado de esta escuela pictórica, caracterizada especialmente por el manejo de la luz. Todos ellos componen la muestra Pintar sin miedo. Joaquín Sorolla y la Valencia de 1900 que se ha inaugurado este miércoles, 27 de noviembre, y que permanecerá en la Seo burgalesa hasta el próximo 2 de marzo. La muestra extrae su título de La maja desnuda, una novela de Vicente Blasco Ibáñez, que protagoniza el propio Joaquín Sorolla.

 

Una exposición que se realiza con motivo de los 950 años del traslado de la sede episcopal de Oca a Burgos. Para su realización, el Arzobispado de Burgos, el Cabildo Metropolitano y la Fundación Consulado del Mar de Burgos firmaron el pasado mes de marzo un convenio de colaboración. La exposición ha contado, además, con la colaboración de la Junta de Castilla y León, la Diputación Provincial de Burgos y el Ayuntamiento de Burgos. En la inauguración han participado el arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta; el deán-presidente del Cabildo Metropolitano, Félix Castro; la alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala; el presidente de la Diputación Provincial de Burgos, Borja Suárez; el consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja; el presidente de la Fundación Consulado del Mar de Burgos, Antonio Miguel Méndez Pozo; y el comisario de la exposición, Pablo González Tornel.

 

En su intervención, el arzobispo de Burgos ha ofrecido unir aspectos históricos, culturales y religiosos en un marco de solidaridad y gratitud. Mons. Iceta ha destacado la conexión cultural y religiosa entre Burgos y Valencia. Ha resaltado los vínculos entre ambas ciudades, como «El Cid, las fiestas y la luz», y recordó a figuras como el cardenal Benlloch, quien llevó a Burgos la devoción a la Virgen de los Desamparados.

 

El grueso de las 32 obras que se exhiben en el nuevo espacio expositivo de la Catedral provienen del Museo de Bellas Artes de Valencia (del que González Tornel es director), del Museo del Prado, del Museo Sorolla de Madrid, de la colección de arte del BBVA y de la colección Banco Sabadell. Para el comisario, el hilo conductor de esta muestra es «la manera de pintar de Joaquín Sorolla y de qué manera se incardina en la escuela valenciana de pintores de finales del siglo XIX y principios del XX». El visitante podrá ver un recorrido dividido en tres fases, en las que se abordan «el retrato, la pintura costumbrista y el paisaje, y la manera muy particular y diferenciada que la escuela valenciana tuvo de hacer frente a estos tres géneros. Pintores como Joaquín Sorolla, pero también otros como José Benlliure, Ignacio Pinazo o Ignacio Fillol fueron los protagonistas de un período muy brillante de la historia de Valencia, que ha de ser visto como parte de ese panorama en el que diversas escuelas dieron como resultado una manera diferente de mirar a la realidad», explica González Tornel.

 

Como curiosidad, entre las obras expuestas hay cuatro pinturas sobre la Catedral: tres instantáneas de Burgos nevado, con la seo como protagonista en el centro de esos cuadros, y una escena -que proviene de una colección privada y que se ha visto muy poco- que es «una fantástica procesión en el interior del templo, en la que el pintor valenciano recrea una imaginaria procesión en la que se combinan los clérigos que desfilan por delante de la puerta del claustro con personajes que parecen entresacados de una pintura de casacón del siglo XVII», afirma González Tornel. «Hemos querido que, además de otras maneras de aproximarse al paisaje, ya sea marino, tanto en el Mediterráneo como en el Cantábrico, sí que hubiera un guiño especial a la ciudad de Burgos. Sorolla estuvo varias veces en la ciudad y le sorprendió particularmente levantarse una mañana y darse cuenta de que toda la urbe estaba cubierta con un manto blanco. Hizo lo que hacía Joaquín Sorolla siempre: sacar sus pinceles y su lienzo y salirse a la calle a pintar», apunta el comisario.

 

Un ambicioso proyecto cultural

Esta exposición se enmarca también en el ambicioso programa cultural que el Cabildo viene desarrollando durante todo 2024. Un programa con más de 20 actividades culturales de toda índole, entre los que destaca especialmente la música, con la presencia de numerosos coros internacionales; la cultura, con cuatro nuevas ediciones de los Diálogos en la Catedral; la investigación, con un proyecto musicológico realizado en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid; y las exposiciones, para las que ha sido necesaria la puesta a punto de la Sala Beato Valentín Palencia, convirtiéndola así en uno de los espacios expositivos más importantes de la ciudad y de la provincia, capaz de acoger exposiciones pictóricas y conferencias de primer orden.

 

El Cabildo Metropolitano ha invertido más de 350.000 euros en este proyecto de remodelación de la Sala, que ha corrido a cargo de Juan Pablo Rodríguez Frade, de Frade Arquitectos. Este arquitecto ha sido el director de la remodelación y museización del Museo Arqueológico Nacional (MAN) de Madrid, del Museo de la Alhambra de Granada y, más recientemente, del Museo de la Colegiata de San Isidoro de León, entre otros.