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El arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, ha reflexionado sobre su ministerio en Burgos en una entrevista con motivo de su cuarto aniversario al frente de la archidiócesis, emitida este viernes, 6 de diciembre en ‘El Espejo’ de COPE Burgos. Durante la conversación con Fidel López, director de la emisora, se han abordado temas clave como las vocaciones, la situación de la pastoral rural, la atención a la España vaciada o la relevancia de la Catedral, entre otras cuestiones.

 

Recuerda con cariño el cálido recibimiento de los burgaleses, a pesar de las limitaciones de aforo que la pandemia impuso en su toma de posesión, y la riqueza espiritual de esta Iglesia castellana, a la que define como «venerable y hermosa».

 

La Catedral, «impulso para la vida burgalesa»

Mons. Iceta aterrizó en Burgos cuando la archidiócesis celebraba el VIII Centenario de su Catedral, a la que considera «una de las más bellas, sino la más bella». El trabajo realizado en torno a esta efeméride «ilusionó a todos los estratos de la ciudad y de la provincia. Fue una gran sinfonía coral en la que todos participaron, y ciertamente, la proyección que ese año adquirió nuestra Catedral fue muy importante. Y también pienso que fruto de ello ha sido que este año, por vez primera, todavía sin terminar en el mes de diciembre, hayamos superado los 400.000 visitantes», reflexiona.

 

Cuestionado por las puertas encargadas a Antonio López, el arzobispo asegura comprender que «siempre una innovación supone una cierta inquietud. Tendemos a ser un tanto conservadores». Eso sí, recuerda que «la Catedral ha evolucionado continuamente. Desde el año 1221, que se pone la primera piedra, hasta el siglo XVIII, que se culmina la última capilla, fueron seis siglos de continua evolución. Y, por eso, parecía importante que también una aportación del siglo XXI fuera adecuada».

 

Confía en que poder exponerlas de modo temporal en el Museo Catedralicio, hasta que se resuelva definitivamente esta cuestión, «va a ser muy importante para que tantas personas puedan valorar y ver de cerca esta magnífica obra de Antonio López».

 

En cualquier caso, para Mons. Iceta, la Catedral tiene que ser «un lugar de excelencia en todas sus dimensiones». En ese sentido, agradece la apuesta del Cabildo por el turismo, con la reforma de la Sala Beato Valentín Palencia, donde se han invertido más de 350.000 euros, para que se convierta en una sala con las últimas tecnologías, donde se puede exponer cualquier tipo de obra en las condiciones más exigentes. «Creo que es una sala que, a día de hoy, no tiene parangón en Burgos y seguramente en el norte de España, hecha por uno de los mejores estudios de arquitectura dedicados a este tipo de obras», afirma.

 

Pero el arzobispo considera que la excelencia también tiene que estar presente en las celebraciones litúrgicas. «También me gustaría que hubiera un gran nivel de organistas, un gran nivel de coros, unas celebraciones litúrgicas adaptadas al joyero que alberga la celebración litúrgica», explica.

 

La importancia de concienciarse de que «tu vida es misión»

Uno de los puntos más destacados de la entrevista ha sido el análisis de las vocaciones. Mons. Iceta ha subrayado la necesidad de cultivar una auténtica «cultura vocacional» en toda la archidiócesis. El arzobispo ha recordado, parafraseando al papa Francisco, la importancia de preguntarse ‘¿para quién soy yo?’. «’La mayoría’, el Papa responde, ciertamente ‘es para Dios’. Luego eres para los demás. Esto de los demás es lo que hay que concretar. En muchos casos, la mayoría será en la vocación matrimonial, la vocación profesional, la vocación social, de la vida social. En otras ocasiones será para la vida consagrada, la vida misionera y también para la vida sacerdotal».

 

En ese sentido, abundaba el prelado, «no es que tu vida tenga una misión, tu vida es misión. Por tanto, sería dramático que uno se plantara con… no sé, como yo, que tengo 59 años, sin saber cuál es mi misión en la vida. Por tanto, también la pastoral juvenil, es una pastoral vocacional. O sea, de qué modo los jóvenes van a responder con su vida a la misión que Dios les encomienda y de cómo van a responder a tantos dones como se les han comunicado».

 

Reflexionando sobre el Congreso Nacional de Vocaciones que la Iglesia en España celebrará el próximo mes de febrero, el arzobispo considera que debería centrarse en «que cada cristiano tome conciencia de cuál es esta misión, para quién es la vida de cada uno. Yo estoy seguro de que el Señor suscita vocaciones abundantes a todos los estados de vida en la Iglesia, pero también requiere de una escucha, de una maduración, de un acompañamiento y de una respuesta generosa».

 

La pastoral rural y la España vaciada

Una de las preocupaciones de la Iglesia en Burgos es el acompañamiento a las comunidades rurales, cada vez más mayores y menos numerosas. «Acabamos de aprobar un documento sobre la pastoral rural. Ha sido un documento de escucha a las personas y a los agentes de pastoral que están en estos lugares, sobre cuál es la espiritualidad, los elementos a potenciar, los elementos a cuidar en esta pastoral, y pienso que es un documento muy realista que ahora tenemos que socializar y que dar a conocer y llevarlo a la práctica», explica el arzobispo.

 

También recuerda cómo, en la visita que el pasado mes de abril el seminario diocesano realizó al papa Francisco «nos habló precisamente de la España vaciada o de las tierras para llenarlas de Dios. Nuestra misión es que Dios esté presente y la Iglesia esté presente en estos lugares que por el cambio sociocultural y económico ha cambiado radicalmente en los últimos 50 años».

 

«Somos una archidiócesis compleja, con un gran elemento rural, y lo que antes hacían mil trabajadores del campo ahora lo hace una máquina, y se ha ido disminuyendo drásticamente la población rural. Pero, ciertamente, nuestra presencia en estos pueblos, en estas 1.003 parroquias, muchas de ellas en tierras que han quedado menos habitadas, quiere seguir siendo testimonio, presencia del Señor, acompañamiento a las personas que viven en estos lugares, y también brecha de evangelización en estos lugares. No solo una postura de mantenimiento, sino también de evangelización», afirma el arzobispo.

 

Incorporar a los laicos en tareas de corresponsabilidad

Otra de las cuestiones que Mons. Iceta ha abordado en la entrevista es la importancia de fortalecer la participación de los laicos en la archidiócesis de Burgos, subrayando el papel fundamental de las mujeres en este ámbito. «Tenemos que impulsar mucho la incorporación del laicado a tareas en la archidiócesis, y entre ellos, el papel de la mujer es muy importante», afirma. También señala que la archidiócesis ha avanzado significativamente en la presencia femenina tanto en número como en calidad, especialmente en delegaciones y en roles de corresponsabilidad pastoral. «A mí me gustaría que hubiera más mujeres en la Facultad de Teología y también en el campo teológico», añade.

 

Además, ha recordado cómo Burgos es una de las primeras diócesis españolas en tener a una mujer al frente de la economía y, desde su llegada, también ha aumentado su presencia en las diversas delegaciones y departamentos como directoras o delegadas de departamentos y también en el Consejo Pastoral Diocesano. «Ciertamente los cambios no se hacen de un día para otro, pero sí se va abriendo y haciendo camino».

 

El caso Belorado

«Para mí fue una noticia sorpresiva; en un primer momento, no daba crédito a lo que estaba ocurriendo», asegura, en referencia al caso de las monjas clarisas del convento de Belorado que decidieron abandonar la Iglesia católica. Iceta subraya que este tipo de decisiones se toman de manera libre y personal, y que la Iglesia, tras confirmarlo con las personas implicadas a través de sacerdotes y la vicaría judicial, no actúa para imponer sanciones sino para declarar formalmente la excomunión, una medida que simplemente constata su desvinculación. «No albergo en mi corazón ningún tipo de animadversión hacia ellas y les deseo lo mejor en su nueva andadura», ha añadido.

 

Sin embargo, también destaca que esta decisión conlleva implicaciones. «Si uno abandona libremente la Iglesia católica, debe hacerlo con coherencia, lo que incluye los recintos eclesiásticos, como los monasterios, que son bienes de naturaleza jurídica y no propiedad de personas físicas», explica. Iceta puntualiza que la supresión de un monasterio de clarisas, como el mencionado en el caso, solo puede ser decidida por el Sumo Pontífice, y recuerda que el Derecho Canónico, amparado por los acuerdos Iglesia-Estado, tiene también consecuencias civiles. «El tema está en manos de los servicios jurídicos y de los tribunales, que tomarán la decisión conforme a Derecho», ha concluido.

 

Puedes ver la entrevista completa en la web de COPE Burgos.