Como un preludio de la alegría del año jubilar que se acaba de estrenar, la Ribera celebraba este sábado, 28 de diciembre, su tradicional muestra de villancicos en la que cada año se implican los coros parroquiales de sus pueblos. En esta ocasión han sido una treintena de agrupaciones musicales de todo el arciprestazgo de Santo Domingo de Guzmán las que se han sumado a este día de convivencia a través de la música.
Más de cuatrocientas voces que se han repartido en dos sedes, hacia el este en Milagros y hacia el oeste en Roa, para disfrutar mejor de una tarde de música y convivencia. La ilusión y el esfuerzo de los coros, que llevaban semanas ensayando, ha cuajado en una tarde que han disfrutado más de 400 personas en Milagros y más de 200 en Roa.
La variedad no sólo se ha desplegado en la diversidad de villancicos elegidos, desde los más tradicionales a los de autores modernos, sino también en el acompañamiento de instrumentos. A los más vinculados a la tradición popular, como las panderetas, panderos, botellas de anís y morteros, también se han unido las socorridas guitarras, el laúd, las sonajas y hasta la percusión de un cajón para acompañar los sones de algún villancico con aires del sur. Porque tampoco ha faltado la diversidad en la procedencia de algunos cantos, en los que se adivinaban tonos procedentes del norte asturiano, la Mancha o el ritmo andaluz.
El arcipreste, Javier Valdivieso, que ha tenido que desdoblarse para acudir a las dos sedes en las que se celebraba la muestra, ha agradecido la participación e implicación de los coros parroquiales y la hospitalidad de los anfitriones, y también ha animado a todas las personas que han acudido a estrenar un 2025 con especial gozo, recordando la celebración del año jubilar con el lema Peregrinos de esperanza. La muestra, tanto en Roa como en Milagros, ha finalizado uniendo las voces de los centenares de asistentes en ambos lugares, para entonar a una sola voz, el villancico Noche de Paz.
Pero el encuentro no ha concluido con la música, porque tras el recital ha llegado el momento de la convivencia en torno a las viandas: chocolate con dulces en Roa y una merienda regada con vino de Ribera en Milagros. Ambas han propiciado conversaciones, felicitaciones y reencuentros entre los vecinos de los pueblos participantes.
Un gesto y una jornada destacada en alguna de las celebraciones dominicales del día siguiente, fiesta de la Sagrada Familia, agradeciendo el testimonio ofrecido como Pueblo de Dios al estilo de los primeros cristianos.