Como está ocurriendo en numerosas poblaciones de la provincia, Aranda crece en población gracias al aporte de quienes proceden de otros países. La realidad migrante es el único motor de crecimiento del padrón en la capital ribereña desde hace cinco años y ya supera el 15 por ciento del total. Teniendo en cuenta el país de origen y no sólo la nacionalidad, en este momento uno de cada cinco habitantes de Aranda proviene de fuera de España. Un motivo más que suficiente para despertar el interés por una realidad de la que viven rodeados los más pequeños, pese a lo cual su profesorado sigue detectando prejuicios (en general no muy favorables) hacia las personas migrantes.
En este contexto, el colegio Vera Cruz de la localidad arandina solicitaba la colaboración de la Delegación de Pastoral para las Migraciones y la Movilidad Humana para profundizar en la realidad de las personas que dejan sus países para buscar otros lugares en los que desarrollar su proyecto vital. Previamente, el centro educativo aprovechó la propuesta de la Semana de Cine Espiritual para que el alumnado viera la película Yo, capitán, que cuenta la historia de peligros, luchas y situaciones vitales que enfrentan dos jóvenes africanos para llegar a Europa.
Con este bagaje -y las preguntas suscitadas por esta actividad-, alrededor de 60 alumnos de 2º de la ESO han compartido una sesión de reflexión y diálogo con la delegada de la Delegación de Pastoral para las Migraciones y la Movilidad Humana de la archidiócesis de Burgos, Hilda Vizarro Taipe, y con el consiliario, José Luis Lastra Palacios, que han comenzado por hacerles caer en la cuenta de lo cerca que tienen la realidad migrante. El encuentro ha contado también con el testimonio de dos vecinas de Aranda, procedentes de Venezuela y Rumanía, que han compartido los motivos que les llevaron a dejar su país y su experiencia como personas migrantes en España.