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Con un deseo de «cambiar la perspectiva y poder desarrollar mejor la vocación bautismal». Así han vuelto de Madrid los veintiocho burgaleses que han participado el último fin de semana en el Congreso Nacional de Vocaciones con el que la Conferencia Episcopal ha concluido el plan de pastoral que inició en 2021. Un evento que, bajo el lema «¿Para quién soy?», ha reunido a más de 3.000 personas de 70 diócesis; entre ellos, miembros de 54 movimientos y asociaciones laicales, 120 congregaciones y 250 realidades distintas que llevan adelante la misión. Los representantes de Burgos pertenecían a Confer, el Seminario de San José, el presbiterio diocesano y las delegaciones para el Laicado, Infancia, Adolescencia y Juventud, Misiones y el secretariado diocesano de Pastoral Vocacional.

A lo largo de tres jornadas de trabajo, cada uno de los asistentes ha podido acudir a cuatro de los 64 talleres propuestos y escuchar diversas ponencias en torno a la vocación. También ha habido momentos para la oración, la celebración de la eucaristía, una vigilia de oración y un festival con la música de Shemá, Marta Mesa, las Hermanas Pobres de Santa Clara, Toño Casado y Hakuna. Todo, minuciosamente preparado, con «un montaje de calidad profesional».

Para el responsable diocesano de Pastoral Vocacional, Enrique Ybáñez, el congreso ha servido para «provocar un despertar vocacional de la Iglesia en España». Según explica, ha sido una «oportunidad para descubrir que todo lo que hacemos tiene que contar con esta dimensión vocacional; que no tenemos vocación, sino que somos una vocación», como se ha repetido en numerosas ocasiones durante las seis ponencias marco del congreso. De esta forma, cree que en Burgos podría implantarse un nuevo servicio vocacional en el que estén presentes laicos, matrimonios, vida consagrada y sacerdotes para mostrar que «la vida es vocación» y, teniendo «una mirada más amplia que la de la promoción sacerdotal», promueva «distintos caminos vocacionales».

Palabra, comunidad, sujeto y misión

El congreso contó con una ponencia a cargo del sacerdote diocesano Eloy Bueno, quien abordó la dimensión comunitaria y eclesial de la vocación. Junto a esta mirada, también se ha analizado la vocación desde la Palabra de Dios, como una dimensión antropológica propia del ser humano y encaminada a una misión específica. Otros ponentes han sido José Luis Albares, María Concepción Istar y María José Castejón.

En el encuentro también se hizo presente el papa Francisco a través de un mensaje especial, y el nuncio apostólico, Bernardito Auza, y numerosos obispos. El presidente de la Conferencia Episcopal, mons. Luis Argüello, fue el encargado de presidir la misa de clausura del congreso, en la que trasladó a los asistentes que Jesús «nos convoca a hacer su voluntad. Ante la pregunta del Señor ¿A quién mandaré? aquí respondemos «nosotros, aquí estamos, Señor. Envíanos para hacer tu voluntad. ¿Para quién soy? Para el Señor en los hermanos».