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Los días 10 y 11 de marzo, nueve representantes de la archidiócesis de Burgos, encabezados por el arzobispo, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, han participado en el Encuentro de Obispos, Vicarios y Arciprestes de Iglesia en Castilla, que ha acogido la diócesis de Ávila y que ha congregado a un centenar de personas provenientes de las 9 diócesis que conforman este grupo con el objetivo de ahondar en ese camino común de más de 40 años.

 

Junto al arzobispo, por parte de la archidiócesis han participado el vicario general, Carlos Izquierdo Yusta; el vicario de Pastoral, José Luis Lastra Palacios; el vicario Territorial, Julio Andrés Alonso Mediavilla, que también es arcipreste de Arlanza; y los arciprestes de San Juan de Ortega, Santo Domingo de Guzmán, Amaya y Burgos-Gamonal, Heriberto García GutiérrezFrancisco Javier Valdivieso SáenzRafael Casado García y Julián Palencia Ubierna, respectivamente. Además, como ponente también ha acudido Eloy Bueno de la Fuente, que ha ofrecido a los participantes una conferencia titulada ¿Qué está pidiendo hoy el Espíritu Santo a nuestras Iglesias?.

 

En esta ocasión, los trabajos se han centrado en continuar el itinerario que se abrió el pasado 2024 para replantear la renovación del estilo pastoral y las estructuras evangelizadoras de las diócesis de Castilla, a la luz de la reflexión sobre el contexto sociodemográfico y eclesial que vivimos en nuestra tierra. En esta segunda fase del itinerario, los trabajos se han centrado en analizar los datos obtenidos el pasado año, para ir clarificando el estilo pastoral y las estructuras que mejor ayuden al anuncio del Evangelio y siempre con la guía y con la luz de la Palabra de Dios.

 

La apertura corrió a cargo del obispo de Ávila, Mons. Jesús Rico García, quien dio la bienvenida a los participantes, insistiendo además en la necesidad de tener presente a Cristo en el centro de nuestras reflexiones. “No nos limitemos a hablar sobre Jesús, sino hablar durante todo nuestro encuentro con Jesús. Sólo así nuestra reflexión será fecunda”.

 

Por su parte, el secretario de Iglesia en Castilla, Gabriel Ángel Rodríguez realizó una memoria de los pasos dados en el itinerario «que nos hemos marcado, así como lo que resta por caminar». Desde el encuentro de laicos justo antes de la pandemia de 2020, hasta el traslado de los encuentros a Ávila en 2023, así como el camino iniciado el pasado 2024 de ese itinerario de 3 años que reconduce el clásico «ver, juzgar y actuar» por la nueva propuesta metodológica que ha puesto en marcha el papa Francisco: «reconocer, interpretar, elegir».

 

Y, si bien, el pasado año se pudo «reconocer» la realidad sociodemográfica actual, en este 2025 es el turno de «interpretar» aquellos datos en el aquí y ahora. «Nuestra reflexión no es un elemento aislado, sino que converge con lo que en estos momentos está viviendo la Iglesia universal con las conclusiones del Sínodo sobre la sinodalidad y la Iglesia española con el Congreso de laicos y sus itinerarios y con el Congreso de vocaciones recientemente celebrado», destacaba el también vicario general de Osma-Soria.

 

Por eso, anunciaba que este encuentro trata de profundizar, de analizar los datos obtenidos en el «reconocer» para darles sentido; lo cual implica reflexionar, comprender las causas y efectos, y considerar las consecuencias para ir «individuando» el estilo pastoral y las estructuras que mejor ayuden al anuncio del evangelio en nuestras diócesis.

 

Asimismo, adelantó que todo este itinerario culminará en 2026 con una gran Asamblea, «un encuentro más amplio y diverso que los ordinarios, pues estarán representados los laicos y la vida consagrada. Todos los miembros del pueblo de Dios podemos aprender unos de otros a caminar juntos desde las diversas experiencias». Dicha Asamblea se celebrará en Ávila en mayo del próximo año.

 

Por último, en esa primera toma de contacto, también intervino el arzobispo de Valladolid, Mons. Luis Javier Argüello García, quien agradeció «el camino que hemos vivido juntos, teniendo siempre como referencia el Vaticano II, y que ha supuesto para nuestras iglesias, con distintos obispos, presbíteros, laicos, un permanente ensayo de camino compartido». Ese camino compartido se materializa ahora en el camino sinodal, que hace un llamamiento especial a la colaboración de las iglesias particulares vecinas. El también presidente de la Conferencia Episcopal apuntaba también a esa novedad que el papa Francisco ha hecho como metodología de discernimiento. «El interpretar es caer en la cuenta de lo que el Señor nos pide. Si reconocemos que, en el caminar de la Iglesia, el Señor va siempre delante de nuestros pasos, tratamos de reconocer y caer en la cuenta de a qué nos está llamando el Señor».

 

Finalmente, Mons. Argüello hablaba del «momento eclesial» que estamos viviendo estos últimos años con el Sínodo, que supone el deseo de una Iglesia que peregrina en esperanza. Para ello, animaba a los presentes a que en el encuentro no buscaran materializar normativas «ni conclusiones que sustituyan lo que cada diócesis está llamada a vivir, sino unas pistas para el camino de la peregrinación».

 

Tras un breve descanso, el administrador apostólico de Huesca y Jaca, Mons. Vicente Jiménez Zamora, dirigió una lectio divina en la capilla del Seminario, en la que ofreció, a la luz del Evangelio, unas sencillas claves para fortalecer la comunión misionera en las diócesis de Iglesia en Castilla, respondiendo así a la llamada del papa Francisco en Evangelii Gaudium para una renovación del estilo pastoral y de los organismos de evangelización (que es, precisamente, el transfondo de este encuentro). La mañana del lunes concluyó con la Eucaristía presidida por el obispo de la diócesis anfitriona, Mons. Rico García.

 

Los trabajos se reanudaron el lunes por la tarde con la esclarecedora ponencia del teólogo Eloy Bueno de la Fuente, quien trató de discernir sobre qué nos está pidiendo el Espíritu a nuestras Iglesias en el momento presente, «pensando que este encuentro no es la reunión de un grupo de personas, sino la representación de nuestras Iglesias».

 

Teniendo como referencia el documento final del Sínodo, del que él mismo participó en primera persona, el teólogo burgalés habló de las dificultades que surgen en la evangelización actual, unas «heridas» que nacen en especial de la diferencia entre la experiencia subjetiva que cada uno tiene de la fe, y la propia realidad de la Iglesia. «Ahí hay una herida que dificulta. y tiene repercusiones prácticas evidentes», destacaba, poniendo además como solución «ir a la raíz de la conversión pastoral», teniendo siempre como referencia «a la persona de Cristo como personaje que sale a nuestro encuentro cada vez que proclamamos el Evangelio».

 

Eloy hablaba asimismo de la constante y notable preocupación por el primer anuncio y la iniciación cristiana, pero también de la «soledad» con la que se ejerce «demasiado frecuentemente» el ministerio ordenado, «y que conlleva consecuencias negativas como el reparto de la eclesialidad, o la falta de dimensión comunitaria». Para superarlos, proponía el configurar «el nosotros» dentro de las dinámicas pastorales, una apertura de comunión con todos los bautizados que forman parte de nuestras Iglesias particulares.

 

Al término de la ponencia, el vicario de Pastoral de la diócesis de Ávila, Jorge Zazo, recordó a los presentes la nueva dinámica de trabajo que había propuesto el papa Francisco durante el reciente Sínodo. La llamada ‘conversación en el Espíritu’, que se va implementando poco a poco en nuestros modelos de trabajo y reuniones diocesanas, fue la forma de llevar a cabo el trabajo por grupos que se realizaba durante el resto de la tarde, con una puesta en común que supuso la antesala al rezo de Vísperas, con el que se puso el final de este primer día del Encuentro.

 

La última jornada de trabajo comenzaba con la intervención de cada uno de los obispos presentes, poniendo en común el trabajo del campo pastoral que cada uno de ellos se encarga en la región. Tras sus palabras, de nuevo el trabajo en grupo, seguido por un diálogo fecundo a partir de las propuestas que habían surgido en ese trabajo previo, fruto de la conversación en el Espíritu. El Encuentro concluyó con la intervención final del arzobispo de Valladolid y la puesta en común de lo que será el itinerario de trabajo en las distintas diócesis de cara a esa gran Asamblea que se celebrará en Ávila en mayo de 2026.