Escucha aquí la entrevista completa con motivo del Día del Seminario en ‘El Espejo’ de COPE Burgos
Este domingo, 16 de marzo, la Iglesia en España celebra el Día del Seminario bajo el lema Sembradores de esperanza, en sintonía con el año jubilar Peregrinos de Esperanza que está celebrando la Iglesia universal. Con este motivo, los seminaristas Alejandro Sánchez y Óscar Olivares han compartido su testimonio en el programa ‘El Espejo’ de COPE Burgos, donde han hablado de su vocación, su experiencia en el Seminario y la alegría de responder a la llamada de Dios.
Ellos son dos de los dieciocho seminaristas que se forman en el Seminario Diocesano de San José, uno de los dos centros de formación para los aspirantes al sacerdocio que tiene la archidiócesis, junto al Seminario Misionero Redemptoris Mater.
Alejandro Sánchez, en su primer año de licenciatura en Teología, ha recordado cómo su vocación surgió de su implicación parroquial desde muy joven: «Siempre he sido de misa, de recibir catequesis y luego de darla». Con el tiempo, su deseo de profundizar en la fe lo llevó a discernir su vocación sacerdotal. El descubrimiento de su vocación ha estado ligado a san José: «Conocer su historia y sus virtudes me hizo desear ser como él: dedicarme a los demás, transmitir la buena noticia que hemos recibido los cristianos, celebrar la Eucaristía, los sacramentos y dar testimonio de esa verdad que es Jesucristo». Ahora, además de formarse académicamente, está en la etapa pastoral y colabora activamente en la parroquia de San Pedro y San Felices, donde acompaña a jóvenes y participa en la organización de actividades parroquiales.
Por su parte, Óscar Olivares ha relatado una experiencia diferente pero igualmente significativa. Aunque siempre ha sido católico, no era practicante hasta que un día sintió la necesidad de confesarse y empezar a participar en grupos juveniles en la archidiócesis: «Iba a Hakuna, luego hice Effetá y también hice unos ejercicios espirituales. Ahí es donde sentí la llamada del Señor y, después de un acompañamiento, el deseo de entrar en el seminario. Un acompañamiento que ha continuado hasta llevarle a las puertas del seminario, donde ahora afronta su segundo curso.
Ambos seminaristas han destacado el apoyo que han recibido de sus familias y amigos en este camino. Olivares ha contado entre risas que su madre reaccionó con naturalidad cuando le comunicó su decisión: «Bien, sí, yo ya lo sabía», demostrando que en muchas ocasiones, los seres queridos perciben la vocación antes que uno mismo. En el caso de Sánchez, la sorpresa fue menor, ya que desde pequeño su entorno le hacía bromas sobre su posible vocación al sacerdocio. «Siempre decían que acabaría en el Seminario», ha comentado con una sonrisa.
«En el Seminario de Burgos venimos de varias diócesis y eso es muy enriquecedor»
En cuanto a la vida en el Seminario, han explicado que los días comienzan con la celebración eucarística y la oración, seguida de clases en la Facultad de Teología, momentos de estudio y convivencia con los demás seminaristas. Pero la jornada no se reduce solo a la formación académica: el deporte, la vida comunitaria y la formación espiritual también desempeñan un papel fundamental. Aprenden a vivir en comunidad, algo que es «muy enriquecedor, porque en el Seminario de Burgos venimos de varias diócesis y de varios países también, entonces yo creo que todo eso cuenta y suma», ha comentado Sánchez. «Pasa de todo, desde que te ganen el turno para lavar la ropa hasta que les puedas contar una cuestión personal que te tiene preocupado», ha añadido Olivares con humor.
Finalmente, ambos han definido su vocación en una frase que resume su compromiso con Dios y la Iglesia. Sánchez la ha expresado como «servir a los demás», mientras que Olivares la ha descrito como «entregarme al Señor». Un testimonio que, en pleno Día del Seminario, pone rostro y voz a quienes han respondido a la llamada de Dios al sacerdocio con pasión, esperanza y un corazón dispuesto a servir.