En abril de 2022, todavía con mascarillas, Miquel Iceta, ministro de Cultura en aquel momento, visitó la catedral de Burgos. Cuando llegó a la capilla de los Condestables, se interesó por los vitrales en blanco. Tras conocer su estado asumió el compromiso de estudiar su restauración. Pocos meses después, la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 y el Cabildo Metropolitano de Burgos recogían las firmas de lo más granado de la sociedad y cultura burgalesas para hacer llegar al despacho del ministro el total respaldo de los burgaleses al proyecto. En octubre de 2023, los Presupuestos Generales del Estado destinaban 850.000 euros para que el Instituto del Patrimonio Cultural de España iniciara el estudio y redactara el proyecto.
Este pasado martes, 18 de marzo, el Aula de Patrimonio de la Cátedra Francisco de Vitoria de la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos, dirigida por Juan Álvarez Quevedo y Emilio Jesús Rodríguez Pajares, ha organizado una conferencia para anunciar que el proyecto estaba concluido y a punto de ser licitado con su publicación en el BOE. En el estrado se encontraban dos de las integrantes del equipo multidisciplinar que ha trabajado en este proyecto: María Isabel Herráez Martín y María Turégano Botija. De la conferencia se desprende el altísimo interés que despierta esta joya creada por Arnao de Flandes en el siglo XVI, del que solo podemos contemplar con amplitud su obra en Burgos en las vidrieras de la Cartuja de Miraflores.
Ambos investigadoras han insistido en que esperaban una peor conservación de esta maravilla de la capilla de los Condestables expuesta a tantas inclemencias. El acceso exterior ha sido muy complejo, dado el reducido espacio, y ha requerido de medios auxiliares con diseño especial para la ocasión.
En su conferencia, han destacado que el deterioro de las vidrieras no sólo vino producido por la voladura del castillo de San Miguel, a cargo de las tropas napoleónicas, sino también por las sucesivas reposiciones motivadas por las modas de sustituir el color por vidrios traslúcidos, como sucedió, por ejemplo, tras el Concilio de Trento. También por la inclusión de elementos como masilla y silicona o por las integraciones de restos de vidrieras procedentes del claustro alto. Las varillas que sirven para anclar las vidrieras en la piedra han provocado no pocos problemas. Sin embargo, los plomos mantienen su consistencia y, en general, buen estado. Ambas investigadoras han insistido una y otra vea que todo es patrimonio: vidrios, pinturas, plomos y varillas.
Se conserva, aproximadamente, el 50 por ciento de los vitrales. En cuanto a los motivos iconográficos, en la parte baja, más elaborada, se conservan escenas de los Evangelios de la infancia de Jesús (anunciación, visitación, nacimiento, adoración de los Magos, presentación, etc.) y el martirio de Juan el Bautista. En la parte alta, un apostolario –incluyendo a san Pablo en lugar de Judas–, los evangelistas, la exaltación de la cruz y numerosos santos como santa Clara o san Sebastián.
Después de una minuciosa investigación, se sigue sin saber con certeza la iconografía previa que sustentaba aquellos colores. En general, las imágenes se apoyan sobre peanas o sobre veneras como es el caso de Santiago. Están coronadas por elementos arquitectónicos y algunos recogen fondo de paisaje, mientras que otras son tapices. Se conservan en perfecto estado los escudos heráldicos de los Velasco y los Mendoza, así como elementos icónicos como la Cruz de Jerusalén o la de san Andrés. Una de las vidrieras recoge la fecha de 1511.
La mano del maestro vidriero Arnao de Flandes es identificable en vitrales como el de la presentación en el templo, con la intervención en el Sumo sacerdote. La grisalla de la barba preciosa, los ojos con pestañas, las arrugas o la piel de las manos y la cara no dejan duda de la huella del artista.
Aún quedan muchas dudas por resolver como los criterios de diseño de las vidrieras sin referencia alguna iconográfica: ¿Qué nuevos santos? ¿Diseño figurativo o abstracto? ¿Qué presupuesto? ¿Qué fechas de entrega? Las investigadoras han insistido una y otra vez en el máximo respeto al ritmo de la Catedral y de la Capilla, especialmente con el diseño de medios auxiliares para el interior y el exterior de la capilla con el menor impacto posible. Igualmente, en la licitación pública insistirán en la importancia del estudio arqueométrico, en la difusión del proceso y en la redacción de un programa de mantenimiento y conservación.