Del 1 al 4 de mayo se ha llevado a cabo la peregrinación a Córdoba, organizada por el Departamento de Peregrinaciones de la Archidiócesis de Burgos y presidida por el arzobispo, Mario Iceta, en la que han participado 47 personas. A lo largo de estos días, en medio de la fiesta cordobesa de las cruces, han podido conocer la catedral cordobesa (antigua mezquita mayor del califato Omeya), incluso en visita nocturna, con la espectacular integración en el templo de la arquitectura del edificio musulmán. Además, han hecho un recorrido por las iglesias fernandinas y han conocido las ermitas de Córdoba, un lugar poco conocido por los turistas, donde en su tiempo vivió Osio de Córdoba, un reducto de espiritualidad eremítica en las afueras de Córdoba que sigue los pasos iniciados por san Antonio abad y san Pablo ermitaño.
Con guías locales y acompañados por el arzobispo de Burgos, que en su día fue sacerdote en Córdoba, han podido recorrer las iglesias y rincones de Córdoba, desde el Cristo de los Faroles hasta las iglesias fernandinas, que fueron levantadas por el rey san Fernando III, que conquistó la ciudad en el año 1236, poco después de iniciar la construcción de la catedral de Burgos.
El motivo de la peregrinación era la conmemoración este año del 1.700 aniversario del Concilio de Nicea, celebrado el año 325, que fue presidido por el obispo Osio de Córdoba, un personaje fundamental, porque fue consejero del emperador Constantino, influyó en el Edicto de Milán que decretaba la libertad religiosa y en nombre del emperador presidió el Concilio de Nicea, en el que se redactó el Credo que hoy seguimos profesando todas las iglesias cristianas. Él fue uno de los redactores de esa profesión de fe y combatió la herejía arriana que en aquellos tiempos proliferaba por todas las latitudes de la Iglesia. Sorprendentemente, en España es poco conocido, aunque es venerado como santo en las iglesias orientales.
También han podido visitar las ruinas de los palacios de Medina Azahara, ciudad residencial de los califas cordobeses. Y, por supuesto, disfrutar del ambiente festivo de Córdoba, que celebraba su fiesta de las Cruces, con bellas cruces florales situadas en multitud de plazas de la ciudad.
La peregrinación culminó con la visita guiada de la catedral y la Eucaristía dominical en el primer templo cordobés, presidida por el arzobispo de Burgos, Mario Iceta.