El arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, se encuentra participando en los actos del Jubileo de los Obispos que se están celebrando en Roma con motivo del año jubilar Peregrinos de Esperanza que la Iglesia está celebrando este 2025.
Mons. Iceta ha peregrinado junto al resto de obispos llegados de todo el mundo —entre ellos, otros 38 obispos españoles— a la Puerta Santa de la basílica de San Pedro —al igual que hicieron ayer los seminaristas que se forman en el Seminario Diocesano de Burgos—. Todos ellos han participado en la celebración eucarística presidida por el prefecto emérito del Dicasterio para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet, en el altar de la Cátedra de la Basílica vaticana, y en la catequesis que el papa León XIV les ha dirigido al concluir la Santa Misa.
Primeras impresiones de la catequesis de León XIV
Tras la catequesis y el encuentro con el Santo Padre, Mons. Iceta ha destacado la profundidad de las palabras que les ha dirigido León XIV, que ha reunido a más de 400 obispos junto al altar de la Cátedra de San Pedro.
Durante su intervención, el Papa ha abordado las claves del ministerio episcopal. En primer lugar, ha subrayado el papel del obispo como garante de la unidad de su Iglesia particular y de la comunión con toda la Iglesia universal. A continuación, ha recordado que el obispo es maestro de la fe y servidor de la esperanza, especialmente «en aquellos lugares donde la esperanza está debilitada por el sufrimiento, la pobreza o la exclusión», ha explicado el arzobispo de Burgos..
Asimismo, León XIV ha centrado buena parte de su reflexión en la caridad episcopal, a la que se ha referido como el amoris officium, el «oficio del amor», según la expresión de san Agustín. Ha hablado también del valor del celibato vivido con plena conciencia como entrega al Señor, y de la pobreza evangélica que invita al obispo a compartir la vida de su pueblo con sencillez, cercanía y humildad.
Mons. Iceta ha definido el encuentro como «realmente hermoso», y ha destacado el clima de cercanía con el Santo Padre, a quien los obispos han podido saludar personalmente. El encuentro ha culminado con la profesión de fe junto al sepulcro del apóstol san Pedro, «poniendo el ministerio episcopal bajo la custodia de la Virgen María».
León XIV, a los obispos: «sean hombres de esperanza»
Y es que el Santo Padre ha animado a los obispos a ser «hombres de esperanza» sobre todo en momentos en los que el camino de su pueblo «se hace más difícil» y las familias «llevan cargas excesivas» sin respuesta adecuada de los gobernantes.
«Cuando los jóvenes están hartos de mensajes falsos, los ancianos y discapacitados se sienten abandonados, el obispo está cerca y no ofrece recetas, sino la experiencia de comunidades que tratan de vivir el Evangelio con sencillez y compartiendo con generosidad», ha proclamado el Santo Padre durante la catequesis ofrecida a los obispos que participan en el Jubileo de los Obispos en la basílica de San Pedro.
León XIV también ha definido cuáles deben ser las virtudes del obispo, y ha señalado, entre otras, «la prudencia pastoral», «la lealtad», «la sinceridad», «la magnanimidad», «el dominio de sí mismo» y un corazón con «la capacidad de alegrarse con los que se alegran, sufrir con los que sufren».
Para concluir, el Santo Padre ha recordado que la Iglesia se encuentra inmersa en el año jubilar Peregrinos de Esperanza, y, citando el comienzo de la Bula de convocatoria, que empieza diciendo «La esperanza no defrauda», ha afirmado que los obispos han de ser «los primeros herederos de esta consigna y debemos custodiarla y transmitirla al Pueblo de Dios con la palabra y el testimonio. A veces anunciar que la esperanza no defrauda significa ir a contracorriente, incluso contra a evidencia de situaciones dolorosas que parece no tener salida», ha manifestado.