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La catedral de Burgos ha acogido este domingo la misa de envío de los jóvenes de la archidiócesis que participarán en el Jubileo de los Jóvenes en Roma. La celebración ha estado presidida por el arzobispo, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, quien ha recordado a los peregrinos que su viaje no es «ni un veraneo ni un viaje cultural», sino «una peregrinación como ‘peregrinos de esperanza’».

 

Durante su homilía, el arzobispo ha reflexionado sobre las lecturas proclamadas, subrayando que «Dios transforma nuestra esterilidad en fecundidad cuando nos encontramos con Él». Así como Abraham fue bendecido al acoger con generosidad al Señor en su tienda, ha invitado a los jóvenes a ofrecer sus vidas con la misma apertura y disponibilidad.

 

Mons. Iceta ha recordado también la necesidad de ayudar a Cristo en la misión de anunciar el Evangelio, una tarea que, aunque exige esfuerzo, «es una fatiga alegre y esperanzada». Ha advertido del riesgo de caer en un activismo vacío si no nace del encuentro con Dios: «Cuando el trabajo proviene de la contemplación del Señor, no nos rompe, nos santifica».

 

La misa ha coincidido, además, con el 804 aniversario de la dedicación de la Catedral, un dato que el arzobispo ha querido remarcar al invitar a los jóvenes a «entrar en la casa del Señor purificados y transformados».

 

En su mensaje final, ha alentado a los jóvenes a dejarse impactar por el Señor, a descubrir su vocación y misión, y a «transformar este mundo inhóspito en el reinado del Señor, que es paz, alegría, esperanza y misericordia». Ha pedido para ellos la intercesión de la Virgen María y les ha animado a regresar con el corazón encendido para sembrar esperanza.