«A través de la cruz se llega al Cielo». Con estas palabras, el arzobispo, mons. Mario Iceta, ha animado a los burgaleses, en la fiesta de su Santo Cristo, a confiar en el poder salvador de la cruz de Jesús. «Él ha bajado a buscarnos y se ha encontrado una humanidad tan llena de heridas, con enemistades, sufrimientos, soledades… que ha tenido que derramar toda su sangre, asumir en la cruz todo lo que envenena el corazón del hombre».
La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que celebra la Iglesia cada 14 de septiembre, recuerda el hallazgo de la reliquia del madero por santa Elena en Jerusalén en el siglo IV, y su posterior recuperación por el emperador Heraclio, quien, exaltando la reliquia, quiso cargar con ella hasta la basílica del Santo Sepulcro, pero le resultó pesada. «Si te desnudas y te vistes de pobreza podrás con ella», le dijeron al emperador, tal como ha recordado el arzobispo. Y es que, como ha explicado, sólo desde la humildad se puede cargar con la propia cruz: «Es necesario descalzarnos del orgullo y reconocer que no podemos; hay que ser humilde y cargar la cruz desnudo, como hizo Jesús. Él se ofrece para llevar tu cruz», ha puntualizado.
Sólo de esta manera podrá sanarse «el corazón retorcido y desagradecido» que se revela como una «reacción humana» a «la vida compleja que a veces permite Dios». «Para llegar a la plenitud, el único camino es Cristo. Sin él, nuestra vida queda frustrada», ha concluido.
Procesión
Tras la misa, el Cristo de Burgos ha salido a las calles para «abrazar los sufrimientos» de toda la ciudad. Portado a hombros por cofrades de las Siete Palabras y arropado por numerosos vecinos, la procesión ha contado con la representación de las cofradías del Santo Cristo de Burgos de Jaén, Alfarnatejo (Málaga) y Chucena (Huelva), representantes civiles y militares.