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Con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, el 7 de octubre, un nutrido grupo de personas, pertenecientes a diferentes organizaciones eclesiales que integran la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente han realizado un acto público delante del Arco de Santa María en Burgos.

 

Se ha recordado que «el trabajo decente es un derecho irrenunciable, nunca un privilegio» y se ha denunciado que la paralización en el Congreso de la ILP de regularización extraordinaria de inmigrantes mantiene a «cientos de miles de personas condenadas a la invisibilidad y a la economía sumergida».

 

La Iniciativa señala que en pleno 2025, «tras décadas de luchas obreras y sociales, aún tengamos que alzar la voz para reclamar condiciones laborales fundamentales: un salario justo, entornos de trabajo seguro y saludable, respeto a los horarios y al descanso, así como la igualdad de trato, sin distinciones por razón de género, origen o situación administrativa».

 

El trabajo que se genera hoy no siempre es camino de inclusión. Jóvenes, mujeres, familias con menores a cargo y personas migrantes enfrentan cada vez mayores riesgos de pobreza y exclusión social, incluso trabajando. Gladys, una trabajadora doméstica en Burgos denunciaba que «algunas no tienen sus dos horas de descanso al día, se las descuentan del sueldo o no les permiten tomarlas».

 

La iniciativa recuerda que el papa Francisco, en el inicio del Jubileo de la Esperanza, llamó a mantener viva «una esperanza activa, que no se resigna ni abandona, sino que se organiza, denuncia y construye alternativas».

 

Asimismo, se ha recordado que el 9 de abril de 2024, el Congreso de los Diputados aprobó por mayoría absoluta la toma en consideración de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para una regularización extraordinaria de inmigrantes. Más de un año después, el proceso sigue paralizado, condenando a la invisibilidad y a la economía sumergida a cientos de miles de personas que buscan sobrevivir con dignidad. En Burgos sigue habiendo miles de personas esperando poder obtener los papeles para trabajar legalmente y evitar la indefensión y explotación que sufren actualmente.

 

Para terminar, se ha afirmado que las personas que vivimos en este país, hayamos nacido aquí o no, tenemos derecho a un trabajo decente: un trabajo que dignifica, que integra, que permite cuidarnos como hermanos y hermanas, y que permite sostener la vida esperanzada y compartida y reclamar que un trabajo decente es un derecho, no un privilegio.

 

Posteriormente las personas participantes se han traslado a la iglesia de San Nicolás de Bari para terminar la jornada con una vigilia de oración por las personas que no pueden ejercer el derecho a un trabajo decente, un trabajo que sea expresión de la dignidad de todo hombre y mujer. Al terminar la celebración, se reconoció la participación de las diferentes organizaciones en la ITD con un diploma.

 

Por su parte, también en Miranda de Ebro también se ha celebrado la Jornada del Trabajo Decente con una eucaristía en la parroquia de El Buen Pastor, y en Aranda de Duero durante toda la semana la tienda Moda-Re (de Cáritas) realiza una campaña de sensibilización a los vecinos de la localidad.