La capilla de los Condestables de la catedral de Burgos ha acogido este jueves, 6 de noviembre —memoria litúrgica de los mártires de la persecución religiosa en España durante el siglo XX— la conferencia titulada Mártires burgaleses del siglo XX. Testigos de Esperanza, pronunciada por Antonio de los Bueis Güemes, doctor en Filosofía e investigador burgalés.
El conferenciante ha compartido su trabajo de investigación sobre los mártires burgaleses del siglo XX, un estudio que —según ha explicado— nació hace quince años y que le ha permitido descubrir «una historia apasionante y casi desconocida». «Burgos, siendo una provincia que no sufrió directamente la persecución religiosa, tiene récord de mártires», ha señalado. Muchos de ellos, explicó, fueron burgaleses que salieron con su vocación misionera y dieron la vida en Asturias, Cantabria, el País Vasco, Cataluña, el Levante, Andalucía o Madrid. «Cada pueblo de Burgos tiene un mártir, dos o tres o más… Es para parar en cada pueblo y dar gracias a Dios por el regalo de los mártires», ha afirmado.
De los Bueis ha destacado que estos hombres y mujeres «han guardado silencio muchos años, pero ahora quieren hablar», y ha expresado su deseo de «ser su voz, junto con mi grupo de investigación, para que se conozcan sus historias». Durante la intervención, subrayó la inocencia y el perdón de quienes murieron sin haber participado en ninguna contienda: «Murieron perdonando. La reconciliación es fundamental y de eso queremos hablar, de perdón y de alegría por el regalo de los mártires».
El investigador también ha reflexionado sobre el mensaje que los mártires burgaleses ofrecen a la sociedad actual: «Son un ejemplo de fe, de caridad y de esperanza». A su juicio, su testimonio continúa transformando vidas: «Hay conversiones en Inglaterra, en Argentina; personas que leen sus historias y dicen: “No me puedo quedar quieto”. Es la fe de los mártires que sigue siendo fermento en la Iglesia».
Finalmente, de los Bueis ha recordado que los mártires «murieron con entereza, perdonando a sus verdugos», y ha invitado a los presentes a conservar su legado: «La memoria es nuestra, la memoria es libre; es la memoria de nuestros hijos y de nuestros nietos, y ellos deben conocerla».






