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El Encuentro Pastoral Diocesano ha regresado seis años después a Burgos con la vocación como eje central. El salón de actos de la Fundación Círculo ha acogido los actos centrales de la mañana de una cita coordinada por la Vicaría de Pastoral de la archidiócesis de Burgos con el título La vida como vocación.
Lucía Ferreras Galerón, delegada para el Laicado, ha dado la bienvenida al acto y, después, Diego Luis Díez, director del Secretariado para la Pastoral Vocacional, ha dirigido la oración, en la que, a través de una lectura del libro del Éxodo, en la que Moisés contempla la zarza ardiente, ha llegado el momento del saludo de Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos, quien ha agradecido la presencia tan nutrida en este encuentro en la víspera del Día de la Iglesia Diocesana.
El arzobispo también ha pedido al Señor «que nos envíe sus Espíritu, para ser conscientes de que hemos sido llamados a formar parte de una familia, cada uno según su vocación». Mons. Iceta también ha explicado lo importante que es «que el Señor nos dé la luz para conocer cuál es la respuesta a la llamada de su amor. En eso consiste la vocación: de qué modo concreto yo respondo al Señor con mi vida».
Tras ello, Lucía Ferreras ha introducido el Congreso de Vocaciones Para quién soy que se celebró el pasado mes de febrero, en el que participaron más de 35 burgaleses, entre los que se encontraba ella. Un vídeo ha resumido algunos de los momentos más importantes del mismo. A continuación, ha moderado una mesa en la que han intervenido tres de los participantes en ese Congreso: Eloy Bueno de la Fuente, Paula Mena y sor Isabel Vique RRTT.
El Gusto, el catering de la empresa de inserción EMBICO de Cáritas Diocesana de Burgos, ha ofrecido un café durante el descanso. A la vuelta, se han realizado una serie de testimonios y experiencias que ha moderado Maite Domínguez, delegada para las Misiones. Faustino Díez ha sido el primero que ha ofrecido su testimonio, después de interpretar una canción. A continuación, José Andrés Pérez y Pilar Sáez han narrado la experiencia de organizar las Jornadas Arciprestales del Laicado y el trabajo de la Comisión Arciprestal del Laicado en el arciprestazgo de Burgos-Gamonal.
Un vídeo ha explicado el trabajo de pastoral vocacional en el colegio de la Sagrada Familia (la SAFA), donde cada año organizan una feria vocacional junto al resto de colegios de la familia SAFA. Antonio y Óscar, dos seminaristas de Burgos, han explicado qué experiencias se realizan desde el Seminario en materia de pastoral vocacional: Zebedeo, Llamados, Seminario en familia, Explora+, Javieradas, etc. y, junto a un grupo de seminaristas, han interpretado una canción.
La misionera burgalesa Gloria Varona FdC, por su parte, ha narrado cómo nació su vocación, en primer lugar, a Hija de la Caridad y, en segundo lugar, a ser misionera; y cómo éstas se han desarrollado a lo largo de su vida. Para terminar, se ha proyectado un tráiler de la película Testigos enviados desde Burgos, el documental elaborado por la Delegación para las Misiones de la archidiócesis sobre la historia de los misioneros burgaleses que han perdido la vida en la misión.
Los actos han continuado en el Seminario de San José donde, tras la comida, se ha ofrecido una animada sobremesa con el juego De Oca… a Burgos. La celebración ha terminado con la misa que ha presidido el arzobispo en la Catedral, y que ha comenzado con una foto de familia en las escaleras de la portada del Sarmental.
«Sembradores de esperanza, amor y misericordia»
En su homilía, el prelado ha centrado su reflexión en dos palabras clave: «templo» y «cuerpo», como ejes de la vida cristiana. El arzobispo ha recordado que «Dios no habita en templos de piedra, sino en el cuerpo tomado de las entrañas purísimas de la Virgen María», invitando a contemplar el misterio de Cristo como verdadero templo de la humanidad. A partir de la imagen bíblica del agua que brota del costado de Cristo, ha explicado que «esa fuente eterna fluye del altar, de la Eucaristía, que nos purifica y nos da vida», y que, al participar en ella, los creyentes se convierten también en templos vivos de Dios.
Mons. Iceta ha subrayado que el ser humano es portador de la presencia divina desde el mismo instante de su concepción: «Desde el seno materno, los que huyen de la guerra, los pobres o los que buscan un futuro mejor, todos son templos de Dios», ha afirmado, denunciando las estructuras que anteponen la economía o el poder a la dignidad humana.
El arzobispo ha exhortado asimismo a los fieles a «purificar el templo del corazón», para que Cristo vuelva a ocupar el centro de la vida y la sociedad. Finalmente, ha evocado la imagen de la Iglesia como edificio espiritual levantado con «piedras vivas, donde la piedra angular es Cristo», y animó a los presentes a ser «sembradores de esperanza, amor y misericordia» en medio del mundo.






