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La iglesia del Carmen ha acogido este domingo la tradicional misa por los migrantes fallecidos, una celebración que la comunidad lleva realizando desde hace más de dos décadas. En esta ocasión, la eucaristía ha estado presidida por el sacerdote ecuatoriano Servilio Robles, que cursa estudios en la Facultad de Teología, y ha coincidido con la Jornada Mundial de los Pobres, bajo el lema Tú, Señor, eres mi esperanza. La comunidad migrante y numerosos fieles se han reunido para recordar a quienes han perdido la vida a lo largo del año, tanto en Burgos como en todo el mundo, y también para encomendar a familiares y amigos difuntos.

Durante la celebración, se ha subrayado la importancia de mantener viva la memoria de quienes han muerto lejos de su tierra, a menudo en situaciones de extrema vulnerabilidad. La misa ha ofrecido un espacio de oración compartida, consuelo y esperanza cristiana, especialmente para quienes han sufrido la pérdida de seres queridos en procesos migratorios marcados por la precariedad y el riesgo.

Concluida la eucaristía, los participantes han salido hasta el paseo del Empecinado, donde ha tenido lugar un acto público de homenaje. Allí se ha recordado a varias personas cuya muerte ha marcado este año. Entre ellas, el papa Francisco, «hijo de migrantes y tan cercano y profético ante esta realidad»; el sacerdote diocesano Fermín Baldazo, que formó parte de la Delegación de Migraciones antes de marchar como misionero a Perú; y Santiago Daniel, joven venezolano fallecido en un accidente de tráfico en Gamonal durante el verano.

El gesto ha tenido también una dimensión global, con un recuerdo especial para los más de 1.500 migrantes fallecidos en el Mediterráneo y los más de 2.000 que han perdido la vida rumbo a Canarias en 2025. Tras un minuto de silencio en su memoria, el acto ha concluido con la interpretación de la canción Gracias a la vida, expresión de gratitud, solidaridad y compromiso con quienes aún hoy siguen emprendiendo rutas migratorias en busca de un futuro mejor.