La celebración del jubileo Peregrinos de Esperanza en el arciprestazgo de Santo Domingo de Guzmán reunía este sábado, 22 de noviembre, en Aranda de Duero a medio millar de personas, pertenecientes a unas cincuenta realidades eclesiales, para subrayar la alegría de compartir la fe en Jesús y la misión de ser testigos de esperanza en la Ribera del Duero. El acto comenzó con una procesión por el centro de Aranda, concebida como símbolo del peregrinaje, desde la iglesia de San Juan hasta la iglesia de Santa María, templo jubilar. Con estandartes, pendones, y cruces parroquiales y al ritmo de la banda Ecos del Duero procesionaron por las calles del centro de Aranda fieles de parroquias y cofradías, comunidades religiosas, movimientos, grupos de jóvenes, Cáritas y agentes de pastoral de educación, catequesis, migraciones y el mundo del trabajo, entre otros.
Todos ellos atravesaron las puertas del templo jubilar, que se abrieron solemnemente tras la invocación del vicario general de la archidiócesis de Burgos, Carlos Izquierdo Yusta, encargado de presidir la celebración. En su homilía hizo especial hincapié en que la esperanza para la humanidad anunciada por Jesús y contenida en el Evangelio se cumple hoy, siempre que cada cristiano y cristiana estén dispuestos a escuchar la llamada a la conversión y después responder a la misión encomendada. Una misión que consiste en ser testigos de esperanza en cada entorno en el que estén presentes, tanto de manera personal como, especialmente, de forma comunitaria. Subrayó también que la alegría del Jubileo nace de sabernos ungidos como Cristo, pues por el bautismo hemos recibido el regalo de ser hijos e hijas de Dios, no por ser mejores, sino para ser enviados en su nombre a anunciar el Evangelio.
Con este mismo sentido la celebración incluyó varios símbolos que subrayaron la llamada a la conversión y la alegría, características propias del Jubileo, así como el deseo compartido de ser una comunidad unida para la misión evangelizadora en la Ribera del Duero. Como signo concreto de ese compromiso la colecta de la misa se destinará a la actividad de Cáritas parroquial en el arciprestazgo. La eucaristía fue concelebrada por una veintena de sacerdotes tanto diocesanos como de las órdenes religiosas presentes en la Ribera del Duero, mientras que los cantos litúrgicos fueron entonados por el Orfeón Arandino Corazón de María. También contó con testimonios de tres personas que han participado a lo largo del año en distintos actos jubilares en el Vaticano.
Al finalizar la celebración se repartieron entre las personas participantes unas pulseras con el lema y símbolo del Jubileo y del arciprestazgo de Santo Domingo, como recuerdo del camino compartido y de la llamada a seguir llevando esperanza a las comunidades y ambientes de la Ribera del Duero.






