TT Ads

 

Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa ha dirigido su mensaje de Navidad a los fieles de la archidiócesis de Burgos, deseando una «feliz y santa Navidad» vivida no como un gesto formal, sino como una auténtica proclamación de esperanza y fe. En sus palabras, ha afirmado que «decir Navidad es volver a casa, es saberse una vez más en los brazos de Aquel que rompe las ataduras del mundo».

 

El arzobispo ha explicado que la Navidad es la certeza de que Dios no ha permanecido al margen de la historia, sino que ha entrado en ella «hasta el fondo», transformando «nuestra fragilidad en fortaleza, nuestro llanto en alegría y nuestra nostalgia en gozo». En este sentido, ha subrayado que el nacimiento de Cristo revela un Dios que ama los límites humanos y que ha asumido la carne para ser «eternamente humano».

 

Mons. Iceta ha insistido en que la Navidad no es un simple recuerdo piadoso ni una escena entrañable del pasado, sino «un misterio que se hace presente ahora», en el que Encarnación y redención son inseparables. Citando a san Ireneo de Lyon, ha recordado que «lo que no es asumido no es redimido», destacando que en el Niño de Belén Dios asume la condición humana para sanarla y devolverle su dignidad.

 

El mensaje ha profundizado también en el significado del pesebre, en el que ya se anticipa la Pascua: «en el establo ya está presente la cruz», ha señalado el prelado, aludiendo a la madera del pesebre como anuncio del madero del Calvario y a los pañales como profecía del sudario. En María y José, ha añadido, se revela la respuesta confiada de la humanidad a Dios, a través del “sí” generoso y de la fidelidad silenciosa.

 

En el centro de este misterio, ha recordado el arzobispo, nace Jesús, el Hijo eterno del Padre, por quien el ser humano se descubre «infinitamente valioso, cuidado y amado». Belén, ha afirmado, deja de ser un lugar del pasado para convertirse en signo de esperanza, pues Dios puede nacer «allí donde todo parece pequeño y pobre».

 

Finalmente, Mons. Iceta ha animado a que esta Navidad devuelva «el asombro, la alegría y la esperanza», confiando en que Dios siga encarnándose hoy en la vida de hombres y mujeres y redimiendo lo que parecía roto o perdido. El arzobispo ha concluido su mensaje deseando de corazón una feliz y santa Navidad y pidiendo la bendición de Dios para toda la archidiócesis.