Sonorama Ribera ha incorporado al Museo de Arte Sacro de San Juan de Aranda a los escenarios de su vigésimo sexta edición. El templo arandino, que ahora es sede de una colección permanente de arte sacro de la comarca, albergó durante dos días las actividades del ciclo «Sonorama también se escribe», en al que cada año periodistas, escritores y músicos reflexionan sobre las vinculaciones entre música y literatura.
Su celebración en el templo arandino propició que la primera de las charlas se iniciara con un intercambio de reflexiones sobre el poder salvador de la música. Fue en el marco de la primera de las tertulias, celebrada el viernes 11 de agosto, bajo el título «Todo lo que importa sucede en las canciones», en la que participaron el periodista de El País Fernando Navarro y las autoras de «Canciones de buen rollo», Isabel Jiménez Moya y Carolina Prada Seijas, con la moderadora Clara Nuño, periodista cultural. El coloquio se inició con la pregunta sobre si hay canciones que pueden salvar una vida, aprovechando el marco sacro en el que se celebraba el evento. La sesión, que fue seguida por cerca de un centenar de personas, incluyó también la actuación de la banda madrileña Tusla, que aprovechó el momento para estrenar dos de sus nuevos temas.
El sábado, el ciclo «Sonorama también se escribe» se completó en el mismo escenario con un coloquio entre la periodista Laura Fernández, autora del libro La señora Potter no es exactamente Santa Claus y su compañero de El País Fernando Navarro. Ambos intercambiaron pareceres sobre las relaciones entre literatura y música pop.
En menos de medio año desde su reapertura tras la pandemia, el Museo de Arte Sacro y su sede, la iglesia de San Juan Bautista, se ha convertido en un punto de referencia de la vida cultural y social arandina, participando en algunos eventos y programaciones destacadas de su calendario anual. En mayo fue uno de los museos más visitados durante la celebración de la Noche de Ronda, versión arandina de la «noche blanca», mientras que en junio fue el escenario de la gala de los Premios Envero que organiza el Ayuntamiento de Aranda. Su contribución a Sonorama Ribera certifica las posibilidades de este recinto como punto de encuentro para la cultura, el arte y la fe.