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La Virgen María «tiene muchos apellidos». Las advocaciones del Pilar, de Begoña o de la Vega, entre otras miles, son un reflejo de que «María está en lo concreto de nuestra vida», donde «nos acompaña para llevarnos al Cielo». Así lo recordó ayer el arzobispo en la celebración de la solemnidad de la Asunción de la Virgen, titular de la catedral burgalesa y de otras 32 catedrales españolas. El último dogma mariano ha convertido el 15 de agosto «en un día particular» y don Mario Iceta quiso dar cuenta de lo que significa esta definición, propuesto unánimemente por el Pueblo de Dios al margen de controversias o disputas teológicas.
Para el arzobispo, «María participa en la vida plena del Señor; es la primera en estar glorificada en cuerpo y alma», un hecho que «llena al Pueblo cristiano de una enorme esperanza». Una esperanza que no es efímera, sino «plena»: «Ansiamos vivir en plenitud el amor, sin caducidad ni límites. Las madres siempre quieren estar con sus hijos y María nos arrastra con ella al cielo. Nuestra patria última y definitiva es el Cielo, junto a la Virgen María», subrayó el arzobispo.
El prelado también indicó que María es «nuestra fuente de alegría para cambiar el mundo según los planes de Dios», que mantiene siempre su alianza a través de la Virgen.
Petición por la ciudad
Fue la nueva alcaldesa quien renovó el voto que la ciudad presenta desde 1494 a Santa María la Mayor. En su alocución, Cristina Ayala pidió «protección para los que más sufren», poniendo especial énfasis en los jóvenes, la familia y los mayores y las personas que se encuentran solas. «Queremos lo mejor para nuestra ciudad y sus gentes, que les colmes de los dones espirituales y materiales que merecen». También rogó a la patrona por «migrantes, refugiados y víctimas de violencia, para que la justicia haga que el dolor sea resarcido y a dignidad humana nunca deje de acompañarnos».
Finalmente la alcaldesa imploró «luz y acierto» para quienes tienen «la responsabilidad de tomar decisiones», para que puedan «crear condiciones que generen empleo, oportunidades y bienestar para todos». «Que Burgos sea una ciudad pacífica, acogedora y solidaria», «mejor, más moderna, generosa y tolerante», concluyó.