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Hasta hace unos años, la fe se transmitía en la familia, en la escuela, en la cultura popular. La parroquia era una institución que articulaba el modo de vivirla y todo conformaba un «cosmos de identidad católica». Ahora, sin embargo, «el régimen de cristiandad» ya no existe, la sociedad se ha secularizado y ha caído fuertemente la «cosmovisión cristiana». Pero «aún estamos a tiempo para salvar el barco; hay que salir de la zona de confort y anunciar el evangelio a una sociedad sedienta».
Bien lo sabe Teresa Valero, quien se considera «fruto del primer anuncio» emprendido en 2007 en Solsona; un proceso evangelizador que ella lidera ahora como delegada diocesana. Para resolver la crisis, es necesario «regresar a nuestra identidad y vocación más profunda como Iglesia y como bautizados», que no es otra que «anunciar a Jesucristo». «Si existimos, existimos para evangelizar. No podemos mirar a otro lado, es nuestra responsabilidad».
Así lo ha asegurado esta tarde en la jornada diocesana de formación con la que ha dado comienzo de forma oficiosa el nuevo curso pastoral, que este año quiere impulsar el primer anuncio en el quehacer de parroquias y comunidades. Para Valero, no se trata de «catequizar», sino de suscitar un encuentro con Jesucristo en las personas que no lo conocen, se han alejado e, incluso, los que ya se consideran cristianos.
Para lograrlo, hay que comenzar «con los de dentro», «convocando a los bautizados» a esta tarea en corresponsabilidad. «No todos sirven para todo, pero todos tienen la misma misión de llevar a las personas a Dios», de ser «discípulos misioneros». Ello exige un proceso de crecimiento personal basado en el discipulado y la comunidad; la necesidad de crear estructuras en las diócesis y parroquias, de aprender de lo que hacen otros. Por último, es importante implicar a toda la comunidad, que ha de de saber acompañar a las personas que desean integrarse en la Iglesia después de haber recibido el primer anuncio.
«Peregrinos de esperanza»
En la jornada de hoy –en la que ha participado el arzobispo, don Mario Iceta,– también se ha presentado el plan de pastoral «Peregrinos de Esperanza», la hoja de ruta de 31 acciones que se pondrán en marcha en la vida diocesana en los próximos cuatro años. Ha sido el vicario de Pastoral, José Luis Lastra, el encargado de presentar el documento, que recoge algunas de 165 propuestas de la Asamblea Diocesana. «No es para repetir lo de siempre, sino para incluir en nuestros respectivos planes algunas de las nuevas intuiciones».
El nuevo plan, además, pondrá varias líneas de fuerza en cada curso, centrados en el primer anuncio, el acompañamiento, formación y presencia pública de la Iglesia. Las acciones serán animadas por las delegaciones, que deberán implementar su realización en las parroquias, comunidades y movimientos. El objetivo general de este plan es promover una Iglesia más sinodal y evangelizadora desde el encuentro con Jesús. Por ello, cada una de las acciones se articulan de tal forma que se logre «suscitar el encuentro con Jesús», que «las comunidades cristianas se hagan misioneras» y que el Reino de Dios se haga cada vez más presente en medio del mundo.