El frío de estos días atrás ha retrocedido esta mañana de 28 de diciembre para la fiesta del «obispillo». Fiel a la centenaria tradición, Diego Pavel Gurzo, el niño elegido por sus compañeros de la Escolanía de Pueri Cantores de la Catedral para ser investido este año, ha podido pasear a lomos de una yegua blanca por el Paseo del Espolón de la capital burgalesa camino de la recepción en el Ayuntamiento, acompañado por su vicario general, sus secretarios y el resto de escolanos.
La mañana ha comenzado para el «obispillo» a las 11:30h, en la iglesia del monasterio de las salesas. Es allí donde Diego Pavel Gurzo ha recibido la indumentaria episcopal que caracteriza al «obispillo»: mitra, báculo, cruz pectoral, anillo pastoral, solideo, alba, estola y capa pluvial. También se han bendecido las túnicas de los nuevos escolanos que van a formar parte de los Pueri Cantores. Antes de partir, los niños han visitado a las madres salesas y les han deleitado con sus cantos navideños.
Tras su investidura, el «obispillo» se ha trasladado al Palacio Arzobispal, donde ha sido recibido por el arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, en vestíbulo de entrada. Tras mostrarle el belén instalado a los pies de la escalera principal, el arzobispo ha guiado al «obispillo» hasta el Salón del Trono. Allí, el niño ha manifestado sus deseos para el año venidero: «Los niños necesitamos amor y protección de los mayores. Adultos responsables y dispuestos a escucharnos». Y, en ese sentido, ha asegurado que en sus oraciones ante el Portal de Belén, tiene muy presentes «las guerras en lugares como Ucrania o Israel y Palestina», así como «los problemas económicos», y ha denunciado la «falta de amor que hay en muchos lugares».
Por su parte, Mons. Iceta ha agradecido las palabras del «obispillo» y ha recogido el guante lanzado por éste, reconociendo la importancia de la «coherencia de vida, la responsabilidad de los mayores ante sus acciones y la capacidad de escucha». El arzobispo también les ha recordado que él, que también proviene del mundo de la música, ha aprendido muchas virtudes, como «la obediencia al director», a la vez que ha señalado la importancia de la música para la paz y el entendimiento.
Tras estas palabras, Amador Pérez, director artístico de los Pueri, ha animado a la escolanía a entonar un villancico para todos los presentes, para el deleite de los padres de los niños y de los curiosos que han asistido al acto. Tras la actuación, Mons. Iceta ha agasajado a los escolanos con un obsequio en forma de dulce.
Tras el encuentro «prelaticio», el «obispillo», ha partido en su tradicional paseo a lomos de una yegua blanca camino del Ayuntamiento, donde le esperaba la regidora, Cristina Ayala. A ella le ha manifestado también sus deseos para el año entrante, antes de dirigirse a toda la sociedad burgalesa desde el balcón de la Casa Consistorial.