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La pobreza severa sigue estancada. El ingreso mínimo vital no alcanza más que al 44% de las personas que lo necesitan. La precariedad laboral se ceba especialmente con los parados de larga duración, los jóvenes menos cualificados y las mujeres con hijos. El empleo no es estable ni suficiente y los salarios no alcanzan para llevar adelante una vida digna. La imposibilidad de acceder a una vivienda es un problema estructural y los sistemas de acogida a extranjeros están saturados. Es la radiografía social que Cáritas Burgos ha denunciado esta mañana, en el marco de la fiesta del Corpus Christi, día en que la entidad celebra su fiesta y hace públicos los resultados de su acción y el modo en que ha empleado sus recursos [consulta aquí la memoria completa].

En 2023, la institución eclesial atendió en la provincia a 7.040 familias a través de un total de 89.217 intervenciones que han beneficiado a 10.687 personas. Unos datos que, pese a aumentar un 1,5% respecto al año precedente, se mantienen en la «estabilidad» habitual. Para un 34% de las personas atendidas, era la primera vez que recurría a Cáritas, lo que demuestra, de un lado, «que hay una renovación en las familias que sufren la exclusión» y de otro, que «hay muchas personas que dejan de necesitar el apoyo de Cáritas gracias a nuestra formación y la intervención otras entidades», como ha explicado María Gutiérrez, coordinadora de Acción Social de la entidad.

En cuanto a los perfiles de las personas atendidas, Gutiérrez señala que existe un equilibrio entre hombres y mujeres y que crece el número de extracomunitarios (el 59%), procedentes en su mayoría de Colombia, Venezuela, Perú y Honduras. También constatan que están cada vez mejor cualificados (el 18% posee bachillerato o estudios superiores) y que más de la mitad están desempleados, aunque también hay un 17% de usuarios que trabajan.   El mayor esfuerzo económico de la entidad fue destinado a adelantar las «no suficientemente ágiles» ayudas de la administración, haciendo que el dinero –554.909 euros– llegue «en tiempo y forma» a las personas que más lo necesitan. Por programas, el de acogida parroquial es el que concentra mayor número de atendidos, aunque también se ha aumentado en infancia –con la prestación, incluso, de sistemas informáticos para que niños y adolescentes puedan completar sus tareas escolares–, mayores –con la implantación en cinco localidades del ámbito rural– y personas sin hogar, que ha atendido un total de 1.184 personas, aumentando considerablemente los jóvenes en situación irregular. El programa de empleo, por otro lado, hah logrado 1.065 inserciones laborales y EMBICO, su propia empresa, ha firmado 61 contratos. «Queremos afinar en recursos y energías para llegar realmente a los más excluidos», ha trasladado Gutiérrez.

Ayuda y colaboración

Después de la pandemia y el estallido de la guerra en Ucrania, 2023 ha sido un «año ordinario» para Cáritas. No obstante, también ha sufrido las consecuencias de una inflación que «afecta a todos», como ha explicado su director, Jorge Simón. El año pasado, Cáritas aumentó un 19% el importe de sus ayudas directas, superando los 855.000 euros, que fueron destinados a sufragar los precios de los alimentos, combustible y suministros de las personas atendidas en una sociedad «de dudosa y moderada sensación de prosperidad». En total, Cáritas invirtió en sus programas 4.022.644 euros.   Simón también ha subrayado el «equilibrio» entre las fuentes públicas (37,08%) y privadas de sus ingresos (62,92%). Ha agradecido a todas las administraciones locales y regionales que confían en la entidad para realizar diferentes intervenciones a través de diversos convenios en toda la provincia, y no ha querido olvidarse de los 735 voluntarios que posibilitan el desarrollo de sus programas, 35 más que el año precedente. De igual modo ha señalado cómo la entidad ha aumentado su aportación a la ayuda internacional, con especial atención a Ucrania, Tierra Santa, Bolivia, Marruecos y Turquía.

Por su parte, el delegado episcopal de Cáritas, Mario Vivanco, ha subrayado que la misión de la entidad es «abrir caminos de esperanza» en medio de un clima de «desorientación». «Es posible recalcular la ruta». «Es una tarea ardua, que conlleva una responsabilidad afectiva y efectiva, coherente y cercana» para lograr «la defensa de la dignidad de las personas vulnerables, el acceso a sus derechos, la integración plena de los migrantes y el acceso al mercado laboral mediante la formación».