A partir de los años 80, en Estados Unidos comenzó a difundirse un pensamiento queer que divulgaba una teoría «irracional» e «insensata» que «ha crecido exponencialmente, como el bambú», y que desmontaba los pilares de la distinción natural entre «sexo» y «género». Desde entonces, algunos sostienen que «el sexo es un subproducto del género y no que el estereotipo sexual es un subproducto del sexo». Es decir, «se pasa de decir que si eres niño debes jugar al fútbol y si eres niña debes jugar con muñecas a decir que si juegas al fútbol debes ser niño y si juegas a la muñecas debes ser niña», con independencia de los genitales con los que se nace. «Ahora son los estereotipos sexuales los que marcan el sexo», «el sexo se elige y se puede cambiar».
José Errasti, profesor de Psicología en la Universidad de Oviedo, desmontó anoche algunos de los postulados del transexualismo, tan «omnipresente en la sociedad actual» y que «se ha asumido de forma acrítica» por expertos de algunas ciencias humanas y movimientos ideológicos. Tanto, que el deseo de cambiar de sexo ha crecido hasta un 700% en los últimos años, aumentando de forma significativa entre niñas adolescentes de entre 12 y 14 años que desean transicionar hacia el varón y de hombres de unos 55 años que desean ahora ser mujeres. «No aumenta porque crezca la tolerancia social» hacia este colectivo, sino «que crece solo en ciertos estratos sociales, los más vulnerables y autogestionables», señaló, a los que se «finge ayudar».
Individualismo y subjetivismo
Para Errasti, las teorías queer crecen impulsados por la formación que ciertos movimientos, financiados con dinero público, imparten en colegios, por las redes sociales y las demás plataformas comunicativas que manejan los jóvenes. Instrumentos que utilizan las «raíces invisibles» de un «subjetivismo absoluto» que domina el pensamiento actual y que se aprovecha del «estado de adulación permanente» al que nos vemos sometidos por influjo de los medios de comunicación y las estrategias del márketing. Además, tampoco obvia que detrás de esta ideología subyacen intereses económicos directos, con farmacéuticas deseando vender productos hormonales, e intereses políticos, pues «nada es mejor para un gobernante que gobernar para una población narcisista y ensimismada para quien el tema de sus vidas es el yo». «Desde la sociedad consumista feroz e individualista, se nos intenta convencer de que el tema de nuestra vida debemos ser nosotros y esto es garantizar las mayores tasas de ansiedad y depresión que jamás hemos visto y que encontramos en occidente, especialmente entre los jóvenes. No hay mayor puerta al sufrimiento psicológico que el narcisismo».
José Errasti, autor junto a Marino Pérez del libro «Nadie nace en un cuerpo equivocado» (Deusto 2022), impartió anoche una conferencia en la Facultad de Teología, dentro de los actos conmemorativos del 25 aniversario del Centro diocesano de Orientación Familiar. A lo largo de estos cinco lustros, este centro gratuito y profesional, ha atendido a más de 2.000 familias y, a través de charlas como la de ayer, también desarrolla acciones formativas y de prevención.