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«Sufrir por nuestros seres queridos es muy de madre», explica Victoria Calderón. Por eso, esta noche, al portar sobre sus hombros la imagen de la Virgen de las Angustias, no ha dudado en «compartir el dolor de María con otras muchas personas que están pasando por momentos difíciles», «convirtiendo este sufrimiento en amor».

Entre las zozobras que hay en el corazón de una madre siempre está la incertidumbre ante el bien de sus hijos. Rezar por los suyos es lo que le ha «impulsado» a salir este Sábado de Pasión en procesión, después de haber ingresado este año en la Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento y Jesús con la Cruz a Cuestas, de la parroquia de San Cosme y San Damián, al estar atravesando por un «momento de conversión». Y lo ha hecho «con emoción» y esperando que las vivencias de hoy le ayuden «a conectar mucho más con el corazón de María y el corazón de Jesucristo».

Junto a ella, otras treinta y cinco mujeres de diversas cofradías de la ciudad han llevado sobre sus hombros la imagen de la Virgen de las Angustias, obra del escultor imaginero Juan Manuel Montaño Fernández. Este año, la imagen estrenaba una túnica blanca y alguna joya nueva, arrancando vivas y aplausos a lo largo del recorrido, que ha librado a duras penas la lluvia. Tras salir de la iglesia de San Cosme y San Damián, la imagen ha enfilado la calle del mismo nombre, ha cruzado el Arlanzón por el puente Santa María y ha llegado hasta la plaza del Rey San Fernando, donde se ha cantado un Ave María. Después, la talla ha regresado hasta su sede por el mismo itinerario.

En la procesión también han participado representantes de otras cofradías y hermandades de la ciudad y la banda de cornetas y tambores de la Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento y Jesús con la Cruz a Cuestas, coordinadora del acto.