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La teóloga Rosana Navarro Sánchez va a ofrecer este martes, 27 mayo, una conferencia abierta en la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos, titulada Etty Hillesum: la experiencia de Dios a las puertas de Auschwitz , en la que ha compartirá su lectura de la figura de Etty Hillesum, una joven judía neerlandesa asesinada en Auschwitz en 1943 y que dejó como legado un valioso diario espiritual escrito en los años de la persecución nazi. Navarro, doctora en Teología por la Pontificia Universidad Javeriana y directora de la Cátedra Etty Hillesum: Mística y Vulnerabilidad en la Universidad de la Mística – Centro Internacional Teresiano-Sanjuanista de Ávila (CITeS) ha presentado a Hillesum como una figura de profunda humanidad, con un itinerario espiritual que puede iluminar hoy el camino interior de creyentes y no creyentes.

Navarro ha comenzado recordando que Hillesum nació en 1914 y murió con solo 29 años, tras una vida marcada por las preguntas existenciales, la inquietud intelectual y una búsqueda interior intensa. «Es una mujer que procede de una familia un tanto desarticulada y con muchas libertades», ha explicado. Estudió Derecho público y fue discípula del psicoterapeuta Julius Spier, que la ayudó a ordenar el caos interior que experimentaba en sus últimos años. Su proceso personal quedó recogido en sus diarios, especialmente en Una vida interrumpida.

Etty, una espiritualidad sin etiquetas

A lo largo de la entrevista, la teóloga ha insistido en que el camino espiritual de Hillesum escapa de una clasificación confesional. «Quienes la han estudiado dicen: es mejor no encasillarla», ha indicado Navarro, destacando que su legado tiene «un carácter transversal» y que en sus textos se encuentran resonancias de figuras como san Juan de la Cruz, santa Teresa de Jesús, san Agustín o el maestro Eckhart, a quienes leyó con profundidad. A pesar de no haber sido una judía practicante ni de haberse convertido al cristianismo, Hillesum dejó una huella que conecta con la tradición mística universal.

Su espiritualidad, ha añadido Navarro, es «la de una mujer profundamente humana, cuya experiencia llega hasta los horizontes místicos dentro de la comprensión del siglo XX», muy distinta de los modelos de espiritualidad del pasado.

«Dios no me puede ayudar, yo tengo que ayudar a Dios»

Uno de los pensamientos más citados de Etty Hillesum es también uno de los más impactantes: «Dios no me puede ayudar, yo tengo que ayudar a Dios». En opinión de Rosana Navarro, esta afirmación surge de una conciencia creciente de la propia vulnerabilidad y del sufrimiento colectivo que le rodeaba. En ese contexto, Hillesum «descubre que esa vulnerabilidad personal es también vulnerabilidad de Dios» y que su misión consiste en «ser las manos de Dios en ese momento histórico», renunciando incluso a huir del campo de concentración para permanecer junto a su pueblo.

Navarro ha subrayado que este descubrimiento espiritual se convierte en acción concreta, en compromiso con el presente, y que Hillesum se convierte así en una figura profética.

Un testimonio para creyentes y no creyentes

Preguntada por el valor de esta figura para los católicos de hoy, Navarro ha señalado que puede resultar «una fuente de respiro y novedad» para la fe. Frente a una religiosidad centrada en formas o liturgias, Hillesum ofrece «una experiencia que devuelve el protagonismo a lo espiritual». También, ha dicho, resulta inspiradora para quienes se sienten distanciados de lo institucional, pues «le recuerda que lo espiritual y lo humano están profundamente unidos y llamados a convertirse en experiencia mística».

En esa misma línea, ha afirmado que Hillesum puede ser considerada una figura afín al modelo de santidad universal propuesto por el Concilio Vaticano II: «La santidad es hacer conciencia progresiva de nuestra humanidad», ha explicado. «En el caso de los cristianos, desde la mirada de Jesús; en el caso de Etty, desde su propia experiencia de Dios».

Un puente entre confesiones

Finalmente, Navarro ha destacado que Hillesum puede ser un puente entre cristianos y judíos, pero también entre distintas religiones o incluso entre creyentes y no creyentes. «Su estilo desmarcado de lo confesional la hace sintonizar con muchas sensibilidades», ha asegurado. Ha recordado, en este sentido, la afirmación de un monje benedictino, fallecido recientemente, quien sostenía que «la mística será lo que una a las religiones del mundo». Hillesum, en esa línea, representa esa «sabia que nutre nuestras experiencias de fe» más allá de las etiquetas.