Las parroquias y familias que participan en el proyecto diocesano «Familias, parroquias y comunidades acogedoras» han vivido este miércoles, 17 de julio, una jornada de encuentro y convivencia en el monasterio de Santa María de Rioseco. Hasta 46 personas, procedentes de comunidades parroquiales como San Antonio Abad – El Pilar, San Juan de Ortega, Briviesca, Trespaderne y Villarcayo, así como dos familias de acogida, han compartido este día especial en el entorno del Valle de Manzanedo.
El grupo ha podido conocer el «milagro de las ruinas consolidadas» de Rioseco gracias a una veterana guía, que ha ido desgranando la historia del monasterio cisterciense y su proceso de recuperación. Tras la visita, una paella preparada por la empresa de inserción El gusto de servirle (Embico, Cáritas) bajo una bóveda gótica ha propiciado un tiempo distendido de comida y conversación. Durante la sobremesa, acogedores y acogidos —procedentes de Marruecos, Senegal, Gambia, Colombia o Perú— han compartido experiencias personales, alegrías y retos en este camino de integración.
La tarde ha continuado con un rato de descanso y baño junto al río en Cidad de Ebro, y la visita final a la iglesia románica de San Miguel de Cornezuelo, en un ambiente de gratitud y fraternidad.
El proyecto de acogida nació tras la Asamblea diocesana de 2022, como respuesta a la invitación del papa Francisco a vivir una hospitalidad activa. En este primer año largo de andadura, han participado 21 personas acogidas en cuatro parroquias y tres familias. La próxima comunidad acogedora será la parroquia de Briviesca.