En una de sus calles nació en 1170 uno de sus vecinos más ilustres no sólo por fundar la orden de Predicadores, sino también por ser uno de los difusores de la devoción del rezo del santo Rosario y un gran defensor de la fe cristiana frente a las herejías albigense, gnóstica o pelagiana. Y aunque ejerció gran parte de su ministerio pastoral en la vecina Osma, santo Domingo de Guzmán es el patrón de la provincia de Burgos, y su localidad natal, Caleruega, se convierte cada 8 de agosto en su capital.
Hasta el municipio se han acercado hoy las principales autoridades provinciales, encabezadas por el presidente de la Diputación, Borja Suárez, quien ha presentado sus peticiones al santo en la eucaristía que ha presidido el arzobispo. También ha acudido el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Burgos, Roberto Saiz, y numerosos diputados provinciales.
Monseñor Mario Iceta ha repasado en su homilía algunas de las virtudes del santo, entre las que ha destacado su sabiduría y su misión apostólica en todo el mundo. Al igual que hizo con santo Domingo, «el Señor ha tocado nuestros labios para que podamos cumplir con nuestra misión». Una misión que consiste en «ser testigos antes que maestros», que convenzan al mundo «más por su ejemplo que por lo que dicen», ya que basan su acción en la sabiduría divina. Recordando que los vocablos «sal» y «sabiduría» proceden de la misma raíz etimológica, ha recordado que «ser sal de la tierra significa dar sabor» y que ser sabios quiere decir «tener una mirada cierta de las cosas como Dios las ve».
Como es tradición, la jornada ha contado con la habitual recepción que las madres Dominicas han brindado a las autoridades provinciales. En el acto también han participado el abad de Santo Domingo de Silos, dom Lorenzo Maté, y el obispo de Puyo (Ecuador), el burgalés Rafael Cob, así como numerosos sacerdotes dominicos.