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La archidiócesis ha celebrado hoy su encuentro pastoral anual, una jornada que conjuga formación, testimonios, celebración y convivencia en el marco del Día de la Iglesia Diocesana y que ha cambiado de formato en el transcurso de sus catorce ediciones. Siguiendo las propuestas de la última Asamblea Diocesana y tras el éxito del último encuentro, celebrado en Miranda de Ebro, en esta ocasión se ha desarrollado también fuera de la capital. La villa de Melgar de Fernamental se ha volcado en la organización, con su alcalde a la cabeza. Allí ha habido tiempo para visitar algunos de sus más significativos rincones y conocer algunas experiencias pastorales de dentro y fuera de la archidiócesis. 

 

«Comunidades misioneras» ha sido el lema del encuentro. El objetivo del mismo, como ha enmarcado el arzobispo, no era otro sino reforzar la necesidad de «vivir unidos» más allá de lazos de sangre o afinidad, sino «conforme a la misión compartida» de anunciar el evangelio. De ahí que el modo de trabajo en los consejos pastorales parroquiales y de economía haya centrado las reflexiones. Por el escenario del salón de actos de la Casa del Cordón han desfilado los miembros del consejo pastoral de Melgar, el de economía de San Cosme y San Damián de Burgos, los consejos arciprestales de Miranda de Ebro y Gamonal y el consejo pastoral de la futura unidad pastoral de Medina de Pomar. 

 

Fernando Gutiérrez, arcipreste de la ciudad de Ávila, ha trasladado el significado y finalidad de estos consejos. «El bautismo nos une a todos en la misma dignidad y misión». Por eso, ha dicho, los consejos y el protagonismo de los laicos no pueden deberse a la escasez de clero, sino «porque la Iglesia es un misterio de comunión», donde cada uno puede aportar sus cualidades al servicio de la misión. Los consejos pastorales diocesanos, los consejos parroquiales y arciprestales (aunque en la diócesis abulense son solo equipos de reflexión) y los consejos de economía suponen así un ejercicio de comunión y corresponsabilidad, donde laicos, religiosos y sacerdotes delinean conjuntamente las acciones a realizar. 

 

Vivir en luz, vivir en caridad

 

Tras la comida de hermandad y la representación del grupo de teatro de Sasamón ha llegado el turno de la eucaristía, celebrada en la iglesia de la Asunción, la segunda más grande de la provincia después de la catedral. En su homilía, don Mario Iceta ha trasladado la necesidad de «buscar y desear el don de la sabiduría». Una sabiduría que nos ayude a «conocer las cosas como Dios las conoce, en la verdad», a «gobernar mi propia vida, a cumplir la misión que Dios me has encomendado».

 

Para el pastor diocesano, la sabiduría es sinónimo de «vivir en caridad», de «brillar en el amor», superando «el cansancio y la modorra». «Que Dios no nos encuentre roncando, sino con la luz encendida», para saber el camino por el que transitar y vivir la caridad «con la que sólo Dios puede reconocernos».