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La Catedral ha acogido esta tarde una de las citas más esperadas de la Navidad en Burgos, el pregón de la Fundación Círculo, que este año ha pronunciado Mons. Mario Iceta. Tras la bienvenida al templo del deán-presidente del Cabildo de la Catedral, Félix José Castro Lara, y la presentación del pregonero a cargo del presidente de la Fundación Círculo Burgos, Emilio de Domingo Angulo, el arzobispo de Burgos ha subido al atril instalado en el presbiterio de la nave central para pronunciar su pregón.

Mons. Iceta ha dividido su pregón navideño en cinco capítulos, trufadas de citas de la Sagrada Escritura, de homilías y discursos de los papas Benedicto XVI y Francisco, de escritos de santos como Juan Pablo II o Edith Stein, de piezas musicales como el popular villancico Noche de paz, de Franz Xaver Gruber, o el famoso oratorio navideño El Mesías de Haendel, y siempre con referencias a la imponente arquitectura gótica de la Catedral, que ha acogido este pregón.

En el prólogo de su pregón, Mons. Iceta ha recordado que el Nacimiento de Jesús es un acontecimiento que «cambiará para siempre el corazón de la humanidad, su historia y el universo entero. Ya nada será igual. (…) La vida de Dios, que reviste nuestra fragilidad y es fuente perenne de amor y esperanza. La pax romana de aquella plenitud del tiempo terrenal se ve abrazada y superada por una Paz nueva, la del Niño Dios, nacido en Belén, Príncipe absoluto de los siglos, cuyo Reino no tendrá fin».

El arzobispo ha continuado con la segunda sección del pregón, titulada Medianoche, en la que ha evocado escenas que muchos vivirán la noche del 24 de diciembre: «La Nochebuena es un acontecimiento que reúne a las familias en torno al pesebre y nos enseña a ser familia, a agradecer este don inmenso, necesitado de cuidado, tantas veces frágil, en el que se nos acoge y ama tal y como somos. Es escuela primordial e insustituible de humanidad, amor y fraternidad».

«Nos sentimos amados, inundados por una esperanza nueva que nos invita a hacernos sencillos, como los pastores. Necesitamos abrir las puertas de nuestras limitadas y acartonadas seguridades para acoger el anuncio de lo eterno, de una sorprendente novedad que se revela en lo cotidiano de nuestras vidas», prosigue Mons. Iceta, que analiza la liturgia de la Misa del Gallo, «la más popular y entrañable de la Navidad».

«Cantamos la paz nueva y definitiva que sólo Dios puede otorgar. (…) Cuánto necesitamos de esta paz, que es fruto de la verdad y la justicia, el amor y la misericordia, la conversión y el perdón: paz en nuestro corazón, paz en las familias, paz en nuestra tierra, paz en el mundo entero, en Ucrania, en Gaza e Israel y en tantos lugares olvidados que no aparecen en los titulares de los noticieros, paz en toda la creación», ha señalado.

El arzobispo ha recordado a los descartados, para los que también nace el Niño, «luz de los pobres, los que no cuentan, los migrantes, los que sufren, los que no encuentran trabajo, los que están solos; para que compartamos en la misma mesa generosa los dones que Dios ha puesto en nuestras manos. Si María y José no hallaron posada, todos la deben encontrar nuestros hogares, para que la Navidad se haga realidad en nuestras vidas».

Ya en La mañana del día de Navidad, Mons. Iceta recuerda que «es el día del cumpleaños de Jesús. Hemos de ir a felicitarle al pesebre». También se fija en la liturgia de la misa de la Natividad del Señor, en especial en el Evangelio de ese día: «San Juan nos habla de Dios como fuente de luz, vida y amor. Y testimonia su venida como principio de una nueva relación que genera la filiación divina y la fraternidad para las que hemos sido creados, porque no hemos nacido sólo de carne y sangre, sino de Dios».

El cuarto epígrafe de este pregón proclamado por el arzobispo de Burgos lleva por título Atardecer del día de Navidad y, en él, Mons. Iceta se fija en el Himno de Vísperas, en el que la Iglesia «canta su amor, postrada ante el Niño en los brazos de su Madre». «Volvemos la mirada y el corazón a María, a quien nuestros antepasados dedicaron esta imponente Catedral. Y le pedimos que nos mire como mira a su Hijo en su regazo. Cómo se cruzan las miradas de la Madre con el Hijo, y cómo se dicen todo sin pronunciar palabra».

«También el corazón se vuelve a José, que vigila la noche, que todo lo dispone con suavidad y fortaleza, que acompaña la maternidad de María custodiando al Niño. (…) Con ellos miramos al mundo como Dios lo mira, con misericordia y compasión. Hoy lo contemplamos con una mirada nueva. (…) ¡Cómo brilla desde ahora y para siempre con el reflejo de la luz de Dios nacido en Belén, que debe reflejarse en todos los corazones!», apunta el pregonero.

En el epílogo de este pregón, el arzobispo ha recordado que «estamos a las puertas de la Navidad. Apuramos el tiempo de Adviento con la oración de la Iglesia que aguarda al Esperado de las naciones en esta semana mayor del Adviento. (…) Incluso los fieles de otras confesiones y los no creyentes, para los cuales la vieja historia del Niño de Belén no significa nada, se preparan para esta fiesta pensando cómo pueden ellos encender aquí o allá un rayo de felicidad».

«Que este pregón, orado y escrito con cariño, pensando en todos y cada uno de vosotros, se convierta en una sencilla invitación a vivir la Navidad con profundidad y alegría, y disponga nuestros corazones para apurar los últimos compases del Adviento para acoger a quien cura todo desamor y sana toda herida», ha concluido Mons. Mario Iceta.

Tras el pregón, se han sucedido las actuaciones musicales del coro del colegio público Los Vadillos, ganador del LXV Certamen de Villancicos de la Fundación Círculo, de la Orquesta de Cámara Santa Cecilia del Círculo, dirigida por Miguel Ángel Cuevas Vicario y de la Schola Cantorum Burgos del Círculo, dirigida por María José Barrio Morquecho.

En estos enlaces se puede consultar el texto íntegro y el vídeo del pregón de Navidad de la Fundación Círculo de 2023, titulado La plenitud de Dios en la fragilidad de un Niño, a cargo de Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos.