El arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, ha presidido este miércoles, 24 de enero, una misa con motivo de la fiesta de san Francisco de Sales. Lo ha hecho en la iglesia del monasterio de la Visitación de las madres salesas.
Una misa en la que han concelebrado un gran número de los residentes de la Casa Sacerdotal, que tiene como titular al santo francés. Y es que el edificio que alberga esta residencia de sacerdotes mayores está levantado en unos terrenos cedidos por esta comunidad de religiosas contemplativas.
En su homilía, al hilo de las lecturas que la liturgia presentaba para el día de hoy, el arzobispo de Burgos ha glosado la vida de san Francisco de Sales, del que ha destacado que «vivió una época muy difícil y convulsa en la vida de la Iglesia. Aunque fue una época difícil, fue una época de espléndida santidad.
Mons. Iceta ha recordado que «el Señor es el que siembra la semilla de la fe en nuestra tierra, en nuestro corazón». Ha continuado señalando: «¡qué gracia tan grande ha tenido el Señor con nosotros, para darnos a conocer los misterios del reino! Y habla de esos cuatro tipos de tierra, donde aparece el juego de la gracia de Dios y de la calidad de la tierra, que tiene que ser trabajada. Tenemos que roturar lo que está al borde del camino, tenemos que profundizar la tierra, tenemos que quitar las piedras para que la Palabra pueda dar fruto en nosotros. Como nos ha recordado el papa Francisco, todos tenemos estos tipos de tierra en el corazón; tenemos que trabajarlos, pero siempre hay un trocito de tierra buena, donde el Señor nos planta su gracia y su Palabra».
Tras la celebración eucarística, el arzobispo ha acudido a la Casa Sacerdotal, donde ha podido disfrutar de una comida fraterna junto a los sacerdotes que residen en ella.