TT Ads

 

Más: galería fotográfica completa

Dicen que el silencio es más elocuente que las palabras. Un hecho que queda patente cada año cuando la imagen del Cristo de la Salud sale con solemnidad de la iglesia de San Cosme y San Damián teniendo como testigos el sobrio ritmo de un bombo y las capuchas pardas de los penitentes que la portan sobre sus hombros. Nada de cornetas. Ni redobles de tambores. Ni capas o capirotes de colores. En la procesión de la noche del viernes de Dolores el silencio es el protagonista. Un silencio más elocuente que las palabras.

Ataviados con un hábito franciscano, medio centenar largo de cofrades de distintas hermandades penitenciales de la ciudad han hecho voto de silencio antes de salir a la calle. En el interior de la iglesia, y como preparación, han recibido la absolución de sus pecados en el sacramento de la confesión con el canto del Miserere como telón de fondo. «Si guardáis silencio, Dios Padre, que es todo amor, os lo premie. Y si no es así, el Señor, que es todo misericordia, os lo perdone», ha rezado el párroco antes de que la sobria talla castellana del siglo XVI enfilara la calle San Cosme hacia la catedral, donde se ha rezado un responso por todos los fieles difuntos y se han quemado decenas de peticiones en un pebetero. A continuación, la procesión ha emprendido el camino de regreso a la parroquia.

Con el rosario penitencial que esta tarde ha recorrido las calles del barrio de San Pedro de la Fuente y la procesión recuperada el pasado sábado por la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, el del Silencio ha sido el tercer desfile procesional de la Semana Santa burgalesa. El programa de actos continúa el Sábado de Pasión con la procesión infantil del Amor y la Esperanza (a las 12:00, con salida desde San Gil Abad), la procesión penitencial por la barriada Juan XXIII (a las 19:00 horas desde la iglesia de  Nuestra Señora de Fátima) y la procesión de la Virgen de las Angustias (a las 22:00, con salida desde San Cosme y San Damián).