El arzobispo de Burgos ha presidido en el altar mayor de la catedral de Santa María de Burgos la solemne misa de la Cena del Señor en esta tarde de Jueves Santo. Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa ha estado acompañado por el arzobispo emérito de Burgos, Mons. Fidel Herráez Vegas, que ha concelebrado junto a parte del Cabildo Metropolitano de Burgos, encabezado por su deán-presidente, Félix José Castro Lara.
En el día en el que Cristo instituyó la eucaristía y, por tanto, el sacerdocio, Mons. Iceta ha recordado que «aquella Santa Cena, que ocurrió hace dos mil años, se renueva cada vez que celebramos la eucaristía». El arzobispo ha asegurado que «el Reino de los Cielos se parecerá a un banquete nupcial».
El Jueves Santo también es conocido como el Día del Amor Fraterno, y el arzobispo de Burgos ha reflexionado sobre la importancia de dejarse amar: «Nuestra experiencia vital del amor cada vez es más limitada. Se confunde el amor con el egoísmo. Amar hasta el extremo significa entregar la vida hasta cuando estás caído», ha afirmado.
«Si el Padre ha puesto todo en las manos de Jesús, ¿por qué tú no lo pones todo en las manos de Jesús?», ha preguntado Mons. Iceta, para proseguir explicando la importancia de dejarnos amar por Dios: «Solo el amor tiene fuerza para purificar y vivificar y solo un amor infinito como el de Dios puede purificar nuestras vidas y darnos una eternidad».
Y, es que, como ha señalado el arzobispo, no dejarse amar es, muchas veces, una cuestión de soberbia: «A nosotros nos cuesta muchas veces dejarnos amar. Dejarnos amar es reconocer nuestra vulnerabilidad, es reconocer nuestras carencias, es reconocer que necesito de los demás, que no soy autosuficiente, que necesito de Dios. No dejarse lavar es no reconocer esa soledad originaria, no reconocer que mi vida solo puede llegar a plenitud cuando alguien me ama, cuando alguien se entrega a mí».
Y haciendo una analogía con el lavatorio de pies que Jesús hizo con sus apóstoles, Mons. Iceta ha pedido que «hoy nos dejemos lavar hasta el extremo de nuestro corazón. Hoy, confiemos nuestra vida en las manos del Señor. Queremos ser sus amigos. No hay nada más importante. Dejémonos lavar los pies, descalcémonos ante Él y hagamos lo mismo con el prójimo».
Precisamente, tras la homilía, Mons. Iceta ha lavado los pies a doce de las personas que han asistido a la celebración eucarística, entre los que había acólitos y miembros de la Cofradía de las 7 Palabras y del Santísimo Cristo de Burgos. La celebración ha concluido, como es tradición, con la reserva del Santísimo Sacramento en el monumento instalado en la capilla de Santa Tecla de la Seo.