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La honran con millones de flores los peñistas. También recurren a ella los turistas… y hasta los futbolistas. Desde que en 1260 Alfonso X el Sabio la denominara ‘La Mayor de Castilla’, la Virgen María ha recibido el cariño de generaciones de burgaleses, que la veneran como patrona. Y un año más, en la víspera del misterio de su Asunción a los cielos, cientos de ellos han acudido a la catedral a rendirle homenaje, poniendo fin a la novena que ha precedido la solemnidad que mañana celebra la Iglesia.

Una procesión con la réplica de la talla por las naves del templo, el rezo del Rosario y el canto del himno a la patrona de la archidiócesis han sido los tres grandes ejes sobre los que han girado los ritos celebrados esta tarde. Además, el juego de luces que sobre el retablo proyecta el montaje ‘Stella’ ha servido como colofón del homenaje de Burgos a su protectora.

Juan Álvarez Quevedo, delegado diocesano de Patrimonio y encargado de este área en el cabildo, ha sido el encargado de presidir la eucaristía que, como las otras nueve que la han precedido, se ha centrado en la importancia de la oración, en este año previo al Jubileo de 2025. «María es más discípula que Madre», ha explicado en su homilía. En ella, «la Señora de nuestra catedral», «encontramos el lugar privilegiado para la oración. A ella acudimos y ella siempre nos apunta al fundamento, que es Jesús».

Mañana jueves, 15 de agosto, el arzobispo, don Mario Iceta, presidirá la solemne misa estacional con bendición papal, a la que acudirán miembros de la corporación municipal en cumplimiento del tradicional voto que la ciudad realiza a la patrona desde 1494.