La tradición se remonta hasta el siglo XVI, cuando los párrocos y coadjutores de la ciudad se reunían para celebrar un consejo el día de la festividad de la Natividad de la Virgen María. Aquella ‘universidad de curas’ ha marcado desde entonces una forma de comenzar el curso pastoral en la ciudad. De aquella institución no queda más que el nombre, habiéndose convertido ahora en un encuentro para vivir la comunión y la formación entre los sacerdotes de la ciudad.
Este año, y dado que la festividad se celebró ayer domingo, el popular encuentro se ha celebrado esta mañana en el monasterio de las Huelgas y ha contado con la participación del arzobispo, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa. En su homilía, el prelado ha señalado «la especie de vértigo» que llega al comienzo del curso «al ver la desproporción entre lo que se nos encomienda y nuestras fuerzas». «Siempre nos gustaría ver más frutos, pero el Señor no entiende de contabilidades sino de fidelidades. El incremento depende de él. La pregunta es si sabemos ser conscientes de nuestra pequeñez», ha apuntado.
«Belén también era pequeña y nosotros también lo somos, y nuestras parroquias también. Reconozcamos nuestra pequeñez porque ahí el señor hace obras grandes. No es nuestra fuerza ni nuestras capacidades, es la fuerza del señor, el dominio de su santo nombre. Nuestra confianza es el señor. Iniciar el curso siendo conscientes de nuestras limitaciones», ha alentado a los sacerdotes.
«El Evangelio de Mateo dice: ‘no temas’. Es lo que nos dice ante la desproporción del inicio de curso. Es normal que al inicio de curso todos hagamos planes, pero no encorsetemos el Espíritu, que sopla donde quiere y quizás quiere conducirnos por otros sitios. Hagamos planes abiertos al Espíritu, que no sean nuestros planes, sino los del señor. Hagámoslos en oración», ha aconsejado Mons. Iceta.
Por último, el arzobispo ha recordado la celebración del 950 aniversario del traslado de la sede episcopal de Oca a Burgos, que tendrá lugar este curso, un motivo para retomar con «alegría la tarea evangelizadora», centrándose en el acompañamiento y en el primer anuncio. Precisamente, sobre esto último, Mons. Iceta ha pedido a los sacerdotes que busquen «nuevas formas de transmitir la fe». «No tengáis miedo de remar mar adentro, que la orilla la conocemos y apenas quedan pececillos», ha concluido.
Tras la celebración eucarística, los sacerdotes de la ciudad, acompañados del arzobispo, han disfrutado de una comida de hermandad en el Monasterio, y tras el almuerzo, un pequeño encuentro con la comunidad de religiosas cistercienses ha puesto fin a esta jornada de convivencia.