Este pasado sábado, 16 de noviembre, la comunidad ecuatoriana que habita en Burgos ha celebrado por adelantado en la parroquia de San Pablo de Gamonal la fiesta de su patrona, la Virgen del Quinche, que se celebrará el próximo jueves, 21 de noviembre.
Lo ha hecho con una misa seguida de una procesión con la imagen de esta advocación mariana, para concluir con una animada fiesta en la que también ha habido tiempo para el baile. La alegría de esta celebración se ha manifestado desde el primer momento en el interior del templo y, después, por las calles del centro de Gamonal.
Al concluir la misa, los priostes de este año han presentado a quienes harán esta tarea en 2025, que recibieron sus correspondientes bandas. El párroco de San Pablo, Pepe Pinedo, ha sido el encargado de presidir la misa y ha agradecido enormemente a la comunidad ecuatoriana la preparación de esta fiesta, pero también las misas que cada mes a lo largo de todo el año animan.
Sobre la Virgen del Quinche
La fiesta de la Virgen del Quinche, patrona de Ecuador, se celebra el 21 de noviembre y sus devotos la llaman cariñosamente ‘la Pequeñita’. Algunas tradiciones refieren que a fines del siglo XVI la Virgen María se apareció a unos indios en una cueva y les prometió liberarlos de los osos que devoraban a los niños. Quinche proviene del quechua “Quin” que significa sol y “Chi” que quiere decir monte.
Por otro lado, el artista Diego de Robles talló una hermosa escultura de madera de la Virgen María con el niño en brazos y como los que se la habían solicitado no le pagaron, decidió dársela a los indios oyacachis, a cambio de unos tablones de cedro fino para sus trabajos. Los caciques quedaron asombrados cuando vieron la imagen mariana porque reconocieron en ella los rasgos de la Señora que se les apareció en la cueva. Se cuenta que el primer milagro se le concedió al propio Diego de Robles. Él volvió a Oyacachi para comprar más madera. Antes de cerrar el trato los oyacachenses le pidieron que hiciera un nicho para la imagen. Robles se negó a hacerlo gratis y regresó a Quito.
Al cruzar el río Cariaco, su caballo lo tiró del puente. En la caída el escultor invoca a la Virgen su protección, al instante una rama lo sostiene. Colgado allí, tres nativos treparon al árbol para rescatarlo y lo escoltaron a Oyacachi. Poco antes de llegar los personajes desaparecieron sin dejar rastro alguno. Entendiendo su avaricia y la grandeza de la Madre construyó en agradecimiento el nicho. A partir de este hecho, la fama de la Virgen llegó a Quito, dando comienzo a una multiplicación de milagros que llegan al día de hoy.
La imagen mide 62 centímetros de alto y lleva hermosos ropajes. El rostro del niño Jesús evoca las facciones de los pequeños mestizos del lugar. El color de la Virgen es síntesis del alma del inca y del español. Fue coronada canónicamente en 1943 y su templo actual fue declarado Santuario Nacional en 1985.