A lo largo de la primera semana de septiembre ha tenido lugar la tanda de ejercicios espirituales para sacerdotes organizada por la vicaría para el Clero para este año 2025. Se ha desarrollado en el monasterio de San Pedro de Cardeña y ha contado con un grupo de sacerdotes diocesanos y algunos otros procedentes de las diócesis de Cuenca y Mondoñedo-Ferrol.
El sacerdote y jesuita burgalés, el padre José Ramón Busto, ha sido el encargado de dirigir las meditaciones, introduciendo a los ejercitantes en la entrega sincera y profunda en el conocimiento y amor de Jesucristo. Todo, con el propósito de anunciarle con valentía, viviendo la presencia pública en medio del mundo, como pide una de las prioridades pastorales para este curso en la archidiócesis.
A lo largo de las meditaciones, los sacerdotes han reflexionado sobre el misterio de la Creación, el pecado como desamor y el perdón de Dios que, acogido, transforma la vida de los penitentes; el anhelo por Jesús, el misterio de su encarnación y su misión, así como la confrontación de la vida de los sacerdotes con el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, entre otros temas.
Como resumen, desde la vicaría del Clero señalan que estos días de ejercicios espirituales han sido una «acción de gracias por el don del sacerdocio recibido y una llamada a renovar la entrega». Agradecen la disponibilidad y entrega del padre predicador y de la comunidad cisterciense, que ha brindado una «acogida afectuosa y entrañable», habida cuenta de que los abades de la congregación se encuentran de capítulo general en Asís.