Nuño lleva tres años participando en las actividades que organiza la delegación diocesana de Infancia, Adolescencia y Juventud al finalizar el verano. Este año ha vuelo a repetir la experiencia, recorriendo a pie parte del Camino de Santiago ‘Olvidado’ que recorre el norte de la provincia. «Me gusta andar y aquí estoy con mis amigos y los sacerdotes que nos acompañan», explica. «Para mí supone un gran esfuerzo físico, pero a nivel mental es bonito y divertido, aprendo muchas cosas».
Llegaron anoche después de tres días de camino y con una notable fatiga acumulada, aunque con las pilas cargadas: «Los pies nos duelen y estamos cansados, pero es un cansancio bueno, que nos da la vida», cuenta Alejandra, otra de las habituales en estas peregrinaciones. Para ella, los días de Camino también son una oportunidad de encuentro con Dios y una forma de prepararse para el nuevo curso, tanto en el colegio como en la parroquia. «Todo lo que nos preocupa, Dios ya lo tiene resuelto, entonces, tira para delante», cuenta con optimismo después de la caminata, que esta vez ha transitado bajo la lluvia, el viento y el sol.
Junto a Nuño y Alejandra, medio centenar de adolescentes de entre 12 y 15 años procedentes de las parroquias del centro de la capital y de Quintanar de la Sierra han caminado por la conocida como ruta olvidada del Camino de Santiago, retomando el trayecto en el punto que lo dejaron el año pasado. Esta vez han caminado a lo largo de unos 55 kilómetros entre Santelices, en la provincia de Burgos, y Cervatos, en Cantabria, haciendo escalada de dos noches en los albergues de Soncillo y Arija. Además de caminar, la actividad ha conjugado momentos de oración, con la celebración diaria de la eucaristía, y numerosas ocasiones para la convivencia y los juegos.
Esta propuesta, impulsada cada fin de verano por la delegación de Infancia, Adolescencia y Juventud, pretende animar a los adolescentes y jóvenes a participar en la vida juvenil de sus respectivas parroquias en el nuevo curso que está iniciando.