La Delegación episcopal de Familia y Vida de la archidiócesis de Burgos ha celebrado este sábado, 4 de mayo, un encuentro diocesano para presentar el Plan Diocesano de Pastoral Familiar, un documento que ofrece las herramientas que esta Delegación va a poner en marcha durante los próximos tres años. Una pastoral que, en palabras del arzobispo, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, es «el nudo gordiano en el que convergen todas las pastorales. Cuando no hay pastoral familiar no hay cemento para unir los ladrillos, que son el resto de pastorales», ha señalado durante el encuentro.
Una cita que ha comenzado con una acogida por parte de los matrimonios que conforman el equipo de la Delegación, seguida de una oración que ha contado con los cantos de Hakuna. El arzobispo ha hecho la introducción al Plan Diocesano de Pastoral Familiar y ha comenzado explicando la larga trayectoria que tiene como experto en Familia y Vida, que le ha llevado a presidir la Subcomisión Episcopal dedicada a este asunto en la Conferencia Episcopal Española durante dos mandatos, así como a ser padre sinodal durante la Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la Familia que se celebró en 2016 y que dio como fruto la exhortación apostólica Amoris Laetitia del papa Francisco.
Mons. Iceta también ha mostrado su perplejidad al comprobar, durante las visitas que realiza a las parroquias de la archidiócesis, cómo la pastoral familiar se ha diluido en la mayoría de ellas, mientras en otras conserva apenas una presencia testimonial. «Llegaba a las parroquias y veía a los catequistas de niños, de jóvenes, a la adoración nocturna, Cáritas… y preguntaba ‘¿y pastoral familiar?’ y no obtenía respuesta». El arzobispo también ha mostrado una estadística que asegura que más del 60 % de los jóvenes no ven la vida matrimonial como algo deseable.
En ese sentido, Mons. Iceta se ha preguntado si los adolescentes necesitan una educación afectivo-sexual y que, aunque no sepan que la necesitan, la Iglesia debe ofrecérsela. Y es que iniciativas como los cursillos prematrimoniales sirven «para desarrollar herramientas para que el matrimonio no sea un fracaso». «Nuestra obligación, la de todos los bautizados, es ofrecer herramientas, darlas a conocer y ayudar a otros matrimonios. ¿Qué ofrecemos a los adolescentes para que aprendan a amar? ¿Para que no se esclavicen con la pornografía? ¿Qué ofrecemos a los matrimonios cuando comienzan las primeras dificultades?»
Por ello, Mons. Iceta quiere impulsar la pastoral familiar, implicando también a los movimientos que hay en la archidiócesis, para que «los matrimonios cristianos sean conscientes de su vocación de ayudar a otros matrimonios».
Un plan con ocho ejes
Jorge Lara Izquierdo, delegado para la Familia y Vida de la archidiócesis, ha comenzado explicando que el Plan que han presentado este sábado ha sido un trabajo coral, realizado por un equipo compuesto por un sacerdote y siete matrimonios, con distintas edades, procedencias y sensibilidades, y que lo han elaborado bajo el modelo del Papa de «reconocer, interpretar y elegir».
En ese sentido, el Plan comienza analizando la situación de la familia y el matrimonio en la sociedad, constatando que «las situaciones de pareja y de matrimonio han cambiado mucho en los últimos años, con un descenso de los matrimonios católicos y de la natalidad, que se sostiene con los nacimientos de las familias migrantes». También ha hablado de la secularización imperante de la sociedad y de cómo la Iglesia no está acertando en el ámbito pastoral, en el que la pastoral familiar «es una realidad muy débil».
Óscar Moriana, consiliario de la Delegación, ha hablado de la parte de ‘interpretar’, y tras hacer un análisis de las claves teológico-pastorales que ofrece Amoris Laetitia, ha pedido que «los movimientos nos ayuden a acompañar a las familias que están en las parroquias», a la vez que ha recordado la fuerza de la vocación matrimonial, señalando que «cada matrimonio es una historia de salvación. Dios está en medio de vosotros. Eso da valor a vuestro matrimonio». Por eso, es fundamental apuntar a la «misión evangelizadora de la familia, realizando un anuncio explícito del Evangelio», así como al acompañamiento e integración de la fragilidad, a la formación… con el objetivo de «devolver a las familias a las parroquias».
Por su parte, Laura Pérez Martín, la otra delegada para la Familia y Vida y esposa de Jorge, ha analizado la parte de ‘elegir’, en la que ha explicado que, «dentro del abanico amplio de propuestas que Amoris Laetitia nos ofrece, hemos seleccionado ocho ejes». Esos ejes son la educación afectiva y sexual, la pastoral familiar prematrimonial, la pastoral familiar en el proceso matrimonial y familiar, la formación de agentes de pastoral familiar, el acompañamiento en la fragilidad, la pastoral familiar en comunidades parroquiales, colegios y movimientos, la pastoral familiar en su dimensión social y defensa de la vida y la pastoral familiar en salida.
«A los jóvenes les cuesta creer en el amor para siempre»
Tras la presentación del Plan, los cerca de 90 participantes en el encuentro se han dividido en ocho grupos en los que han podido conocer más a fondo los ejes de los que habla el documento, así como hacer aportaciones que consideraran interesantes para el proyecto. La capilla del Seminario ha sido el escenario de la celebración eucarística, que ha estado acompañada en los cantos por el coro parroquial de Quintanadueñas.
En su homilía, el arzobispo ha tomado las palabras que el Papa ha dirigido esta misma mañana a los Equipos de Nuestra Señora, a los que ha recibido en audiencia. En ese mensaje, que Mons. Iceta ha ido desgranando, Francisco señala que «a los jóvenes les cuesta creer en el amor para siempre», así como que ve una gran urgencia en «ayudar a los jóvenes a descubrir que el matrimonio cristiano es una vocación. Una llamada al amor siendo fecundos».
«Es importante que los nuevos esposos descubran la belleza de lo que está viviendo, para que les ayude a vivir una espiritualidad de pareja. A vivir la fe dentro de la pareja, redescubriendo la fe tanto personal como en pareja», ha señalado. Por eso, hay que «aprender a acoger a las familias más jóvenes, ayudándolas a descubrir el oxígeno de la fe con delicadeza. Los matrimonios tienen el don y la responsabilidad de construir comunidades cristianas», ha explicado el arzobispo.
Al concluir la celebración, muchos de los participantes se han acercado al presbiterio para colocar una hoja con los nombres de sus familias en un ‘árbol de la vida’, que ha quedado como una gran familia. El encuentro ha terminado con un aperitivo en el que los participantes han podido compartir las impresiones que les ha dejado este Plan Diocesano de Pastoral Familiar.