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El 14 de septiembre del año 335 se consagraba en Jerusalén la iglesia del Santo Sepulcro, después de que santa Elena hubiera descubierto la cruz de Jesús. Ese mismo día, pero del año 628, el emperador Heraclio la recuperó de manos de los persas. Desde tiempo inmemorial, en esa jornada la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y Burgos lo hace de forma especial, paseando por sus calles la imagen de su Cristo más venerado y que ha llevado el nombre de la ciudad a numerosos rincones del planeta.

 

Tras un solemne centenario celebrado desde el pasado viernes en la Catedral, la réplica de la venerada imagen ha sido portada a hombros de los costaleros de las Siete Palabras por la plaza del Rey San Fernando, el arco de Santa María, paseo del Espolón, paseo de la Audiencia y la calle Asunción de Nuestra Señora para regresar a la Seo. Momentos antes, el arzobispo ha presidido la eucaristía en el interior del templo, recordando cómo «la cruz de Cristo puede dar sentido a las cruces de nuestro día a día».

 

Para don Mario Iceta, «la cruz es compañera de la humanidad». «Tarde o temprano siempre aparece» en modos y formas diversas: en el decaimiento de la salud, en la pérdida del vigor corporal, en las ausencias de la cabeza, cuando fallecen nuestros seres queridos, las empresas se van «al garete» o «no sabemos cómo pagar la hipoteca». Sea como fuere, «la Cruz de Jesús ilumina nuestras vidas», pues él ha venido «no para condenar a un mundo ya condenado con sus cruces y sus muertes, sino para salvarlo».

 

La procesión de la venerada imagen por las calles de la ciudad ha sido, en palabras del prelado, un modo «de ayudar a Cristo a llevar su cruz», un hecho que «proporciona alegría fuerte y pura» y que sólo pueden hacer «los redimidos por el Señor». «El sufrimiento de la humanidad recibe fuerza de vida cuando se une a los sufrimientos de nuestra Cabeza, que es Cristo».

 

Legendaria imagen

 

La devoción del Santo Cristo de Burgos está extendida en todo el mundo. De hecho, las hermandades en honor de este Cristo se multiplican por el país y fuera de él. Algunos de los cofrades de Cabra y Jimena (Jaén), Sevilla, Granada, Barcelona, Murcia, Chucena (Huelva) y Alfarnatejo (Málaga), se han unido a la celebración de esta tarde, así como representantes de la corporación municipal y otras instituciones civiles y de la Guardia Civil.

 

Una leyenda afirma que en la Edad Media, un acaudalado comerciante burgalés encontró un arcón en alta mar que contenía la imagen, un Cristo articulado de gran realismo. Lo rescató del agua y lo condujo al monasterio que entonces tenían los agustinos en la ciudad, mientras las campanas doblaron por sí solas a la entrada del Cristo en el templo. Desde entonces, su fama milagrosa se extendió y el pueblo burgalés lo incardinó en el centro de su devoción. Con la exclaustración del convento agustino con las reformas de los gobiernos liberales, el Cristo pasó a la Catedral de Burgos, en donde se conserva y se venera hasta hoy. Se ha usado como medio catequético en los antiguos autos sacramentales, un acto que aún hoy forma parte de la Semana Santa de la ciudad.

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