Después de un largo verano repleto de campamentos, campos de trabajo y hasta experiencias misioneras en otros países, las parroquias inician el nuevo curso pastoral y, en muchas de ellas, el acompañamiento a niños, adolescentes y jóvenes es una de sus principales preocupaciones. Al igual que ha ocurrido en los últimos años, la delegación diocesana de Infancia, Adolescencia y Juventud ha organizado para ellas una peregrinación, con el fin de motivar a los chavales a proseguir su formación cristiana con la llegada del nuevo curso.
La pasada semana, medio centenar de jóvenes de las parroquias de Quintanar de la Sierra, San Gil, San Lorenzo y el Hermano San Rafael se sumaron a la propuesta, recorriendo a pie unos cuarenta kilómetros del Camino de Santiago Olvidado que atraviesa el norte de la provincia.
Daniela Merino ha participado en la actividad. Sus amigos de la parroquia le animaron a hacerlo y ha repetido, después de la experiencia del año pasado. «Andar es cansado, pero con la música y los amigos es más llevadero. Además, el resto de actividades también me gustan», detalla esta joven. Otro de sus amigos, Daniel Martín, también ha repetido: «Es una experiencia que no se vive todos los días. Me lo paso bien y, aunque a veces son duras las rutas, la experiencia está muy chula».
Jose Ibáñez, de 16 años, es de Quintanar de la Sierra. Ha acudido a la actividad por primera vez a propuesta de don Sergio, su párroco, «para cambiar de aires y conocer gente nueva». «Se está súper bien, hay muy buen rollo y la gente es muy buena», explica.
Partiendo de Irús, los jóvenes han recorrido el Camino de Santiago Olvidado hasta Espinosa de los Monteros, donde han pernoctado dos noches. El segundo día, se desplazaron a pie y bajo la lluvia hasta el santuario de la Virgen de las Nieves, en Las Machorras. Finalmente, peregrinaron hasta la localidad de Santelices, donde concluyeron el recorrido. Las rutas a pie se han regado con momentos de convivencia, veladas, oración y la celebración de la eucaristía diaria.