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Este domingo, la archidiócesis de Burgos ha conmemorado el XXV aniversario del Centro de Orientación Familiar (COF) en una emotiva eucaristía presidida por Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa en la capilla de Santa Tecla de la catedral de Burgos. Durante la homilía, el arzobispo ha subrayado el papel central de la familia como «la gran escuela de humanidad y de socialización» y ha destacado la importancia del COF en la misión de acompañar, sanar y fortalecer a las familias.

 

Mons. Iceta ha comenzado su reflexión abordando la dimensión litúrgica del día, recordando que «todo tiene que ser recapitulado en Cristo» y que la esperanza cristiana nos invita a mirar el final de los tiempos con confianza, pues «nuestra vida solo puede descansar en Él». En este marco, ha puesto énfasis en la relevancia de la familia, que ha definido como «el icono de la Trinidad en la tierra».

 

El prelado ha destacado que la misión del COF trasciende los desafíos cotidianos, ayudando tanto a preparar a los jóvenes para el matrimonio como a acompañar a parejas en crisis y a sus hijos. «Nuestro Centro de Orientación Familiar realiza una labor excelente y discreta, salvando familias y restañando amores heridos», ha afirmado, agradeciendo la dedicación de profesionales y voluntarios.

 

«La familia es la gran escuela del amor», ha reiterado Mons. Iceta, insistiendo en que en ella se aprende no solo a convivir, sino a construir relaciones basadas en la entrega y el servicio. También ha subrayado que este aprendizaje es fundamental para afrontar los retos de la vida matrimonial y superar los egoísmos que dañan la convivencia.

 

En su mensaje, el arzobispo ha recordado la necesidad de aprender «la gramática y la lógica del amor, que es la entrega», inspirándose en Cristo, quien se dio completamente por nosotros. Ha citado a san Juan de la Cruz al señalar que «al atardecer de la vida te examinarán del amor», y añadió: «Somos lo que amamos».

 

La homilía también ha incluido una profunda reflexión sobre las diferentes pobrezas que afectan a las personas, en el domingo en el que la Iglesia celebra la Jornada Mundial de los Pobres: «Quizás somos pobres en amor, en perdón, en esperanza o en generosidad», ha señalado Mons. Iceta, recordando que cada uno puede aportar una pequeña «gota en el océano», como decía santa Teresa de Calcuta, para aliviar las carencias materiales y espirituales.

 

Finalmente, ha invitado a todos los fieles a agradecer el don de la familia y a seguir compartiendo y sirviendo como lo hace Cristo en la Eucaristía, confiando esta misión a la intercesión de la Virgen María.