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La Semana del Matrimonio –organizada en la archidiócesis por la Delegación de Familia y Vida en torno a la fiesta de san Valentín– ha tenido diversas actividades. Una de ellas se desarrolló en la mañana del pasado sábado, 15 de febrero. Los matrimonios participantes se embarcaron en una experiencia única: una ruta romántica que alimentó tanto el amor terrenal como el espiritual.

 

El punto de partida fue el monasterio de las Salesas, un remanso de paz donde la madre María de los Ángeles, guió a los presentes en una meditación profunda. Las palabras de Jesús resonaron en los corazones, invitándolos a confiar plenamente en Él y a encontrar fortaleza en la oración en pareja.

 

La jornada continuó con un recorrido lleno de significado, con paradas estratégicas en lugares emblemáticos, como el Arco de Santa María, la plaza del Rey San Fernando o la majestuosa Catedral. En cada uno de estos puntos, los matrimonios se sumergieron en una reflexión íntima sobre el papel de la fe en su relación, fortaleciendo así los lazos que los unen.

 

El punto culminante de la ruta fue la iglesia de San Nicolás, donde se celebró una misa especialmente dedicada a los enamorados. Desde la tribuna de los marqueses de Murga, el párroco, Fernando Arce Santamaría, impartió la bendición solemne, sellando así el compromiso de amor y fe de cada uno de los matrimonios presentes.

 

Esta ruta romántica fue mucho más que un simple paseo: fue un viaje al interior de cada corazón, un espacio para reconectar con el amor divino y humano. Los matrimonios participantes se llevaron consigo no solo recuerdos inolvidables, sino también herramientas espirituales para nutrir su relación y enfrentar los desafíos de la vida con confianza y esperanza.

 

A raíz de esta ruta, se dieron cuenta de la importancia de estos momentos de reflexión y de oración juntos, para fortalecer su relación como esposos así como su relación con Dios, pilar fundamental de su vida matrimonial.