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Este lunes, 23 de septiembre, se ha celebrado la apertura del Curso Académico de la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos. La mañana ha comenzado con una misa presidida por Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos y gran canciller de la Facultad, y concelebrada por el obispo de Osma-Soria, Mons. Abilio Martínez Varea y una gran cantidad de sacerdotes, entre los que se encontraban el presidente de la Facultad, José Luis Cabria; el decano, Roberto Calvo Pérez; el decano de la Sede de Vitoria, José Ángel Echeverría, o los secretarios de la Sede de Burgos y de la de Vitoria, Raúl Pereda y Manuel Gómez-Tavira, respectivamente, entre otros.

También ha participado gran parte del Claustro de Profesores de la Facultad, así como el personal no docente del centro; representantes de los centros agregados de Tenerife, Gran Canaria y Valladolid, así como el rector del Seminario de San José, Javier Pérez Illera; el del Seminario Redemptoris Mater, Javier Martínez; el rector del Seminario de Osma-Soria, Mario Muñoz; y el superior de la fraternidad Verbum Spei, Joachim Tabaillou. Además, ha acudido un nutrido grupo de autoridades, entre los que se encontraban el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente; el delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Roberto Saiz; la vicepresidenta tercera de la Diputación de Burgos, Inmaculada Sierra; el general jefe de la División San Marcial, Mariano Arrazola; el miembro de la Institución Fernán González, José Manuel López; y la vicerrectora de Investigación de la Universidad Isabel I, Patricia Cabrero.

En su homilía, el arzobispo ha comenzado haciendo un breve repaso a las lecturas pronunciadas. Mons. Iceta ha subrayado la «primacía de la caridad» que mencionaba la primera lectura, para continuar señalando, mencionando ya el Evangelio proclamado, que «el ser humano necesita siempre de luz para caminar. Uno de los dramas de occidente es la falta de conocimiento del sentido de la vida. Necesitamos luz para saber cuál es el sentido de la vida. También para reconocer en los demás el rostro de Cristo, para amar. Vivir es amar. ‘Aquel que no ama está sumido en la muerte’, dice san Juan».   Mons. Iceta también ha hablado de la labor que realiza la Facultad de Teología, y ha pedido «excelencia» en el servicio que presta a la sociedad, tanto en el ámbito de la investigación como en el de la docencia. «Los números me importan poco, me importa la excelencia en el trabajo. Un trabajo cuidado, profundo, esmerado… cuando hay excelencia también suele haber números. La verdad, el bien y la belleza siempre atraen».

El también gran canciller de la Facultad ha alabado el Claustro de Profesores que tiene la institución, que ha calificado de «excelente», y ha señalado cómo el trabajo en él no de ser «una experiencia sinodal». Repasando la oferta educativa del centro, ha señalado cómo las cuatro especialidades que ofrece la Facultad son «fundamentales» para hoy. La especialidad en Teología Dogmática, porque siempre es importante «conocer la Verdad»; la Espiritual, porque el ser humano es un «ser espiritual»; la de Laicos, Familia y Vida, porque el papel de los laicos está más de actualidad que nunca y es uno de los temas del Sínodo; y Evangelización y Misión, porque la tarea de la Iglesia es ser «sacramento de salvación, evangelizar».

El arzobispo también ha recordado en su homilía a San Pio de Pietrelcina, cuya memoria se celebra este día, al que ha definido como «apóstol de la cruz», y también al beato Manuel Ruiz, franciscano burgalés que será canonizado por el papa Francisco el próximo 20 de octubre. De él, que fue profesor durante diez años en el seminario diocesano y en la Facultad, ha asegurado que podemos aprender «una virtud muy necesaria en el día de hoy. Era conocido como ‘padre paciencia’. Paciencia que tenemos que mostrar con los que tenemos con nosotros», ha concluido.

 

La Facultad en cifras

Tras la misa ha comenzado el acto académico en el aula magna del centro. Lo ha hecho con la intervención del decano de la Facultad, Roberto Calvo, que ha recordado que, como ya avanzó el año pasado, no es su intención «pilotar grandes cambios ni hacer muchas cosas, sino hacer menor y con más sentido, procurando que ello responda a la especificidad de una facultad de Teología en los tiempos actuales». Calvo ha realizado un repaso de las principales novedades que va a ofrecer este curso que comienza.

El secretario académico de la Facultad, Raúl Pereda, ha leído la Memoria Académica del curso 2023-2024. Un ejercicio en el que la Facultad de Teología del Norte de España contó con 280 alumnos en sus diferentes estudios En total, se han defendido durante el pasado curso ocho tesis de Licenciatura y dos de Doctorado. El Instituto de Ciencias Religiosas San Jerónimo ha contado con 123 alumnos en sus diferentes modalidades –presencial, semipresencial y a distancia–. Y los centros agregados, afiliados y patrocinados suman un total de 1.494 alumnos durante el pasado curso.

Pereda también ha hecho un repaso de las principales actividades que ha organizado a lo largo del curso académico, como el Simposio Internacional de Misionología, celebrado entre el 6 y el 8 de marzo con el título La misión, manifestación de la santidad, las XII Jornadas Ciencia y Cristianismo, con el título Dios y la ciencia, o la Semana Española de Misionología, bajo el lema La oración, fuente e impulso de la misión. La Facultad también ha participado en iniciativas como Diálogos en la Catedral, presentaciones de libros o actos como la Jornada Laudate Deum.

 

«No entreguemos el corazón a las cosas»

Tras este resumen de lo que ha sido el curso pasado, que se puede ver en más detalle en la revista Burgense que edita la Facultad, se ha procedido a la lectura de la lección inaugural, que ha realizado el profesor de Historia de la Iglesia Isaac González Marcos sobre la Breve historia de la usura. Visión evangélica de Lutero y el papa Francisco.

El gran canciller ha comentado, tras la lección inaugural, cómo «la Iglesia siempre ha reflexionado sobre las grandes cuestiones sociales. Tenemos la Doctrina Social de la Iglesia, que examina este corpus desde la Rerum novarum de León XIII. El último compendio es de hace 30 años, y en estas tres décadas el cuerpo se ha enriquecido notablemente, con la encíclica del papa Benedicto XVI Caritas in veritate, que me parece muy luminosa, y después con el magisterio ordinario del papa Francisco, así como las encíclicas y exhortaciones Fratelli tutti y Laudato Si’, y tantas intervenciones».

Mons. Iceta ha destacado que «la cuestión se debate en el fondo del corazón humano. Los obispos del País Vasco hacíamos una carta conjunta en 2011 titulada Una economía al servicio de las personas. El gran asunto aquí es que las personas quedan desplazadas y son las cuestiones económicas las que quedan centradas y, entonces, la dignidad del hombre se eclipsa. En la sociedad actual nos perdemos lo mejor de la vida, que son las personas. Nuestras familias, nuestros amigos, nuestros vecinos… La vida la perdemos en las cosas. Es verdad que son necesarias. La economía es necesaria, y el préstamo es necesario para abordar grandes obras, pero es necesaria cuando el centro es la persona».

«Aquel que está solo en sus cosas está deshumanizado, las cosas han corrompido su corazón. El que tiene el corazón en las cosas queda empequeñecido, no vive en la amplitud de su corazón. Y, por eso, es bueno que tengamos siempre en mente que las cosas son necesarias, pero no tenemos que entregar el corazón a las cosas, porque no dan la felicidad. Es bueno que la Iglesia nos dé unas pautas para manejarnos en un mundo consumista y materialista, en el que nos tientan constantemente. Las cosas pagan mal», ha concluido.